Kunikida no cree en el amor

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El rubio de los ideales había descubierto al Soukoku siendo una pareja de enamorados. Estaba dispuesto a decirle todo al presidente de la Agencia de Detectives Armados, lo cual traería consecuencias.

Dazai sonreía sin ningún temor. Si Mori, el jefe de la Port Mafia ya lo sabía, ¿Qué tan malo puede ser que Fukuzawa se entere?

Sujetó más la mano de Chūya y entrelazaron sus dedos, juntándose más.

— Kunikida-kun, Chūya y yo estamos enamorados. ¿Te molesta mucho? ¿Será que Kunikida-kun...estás enamorado de mí?

— ¡¿AH?! ¡¡NO DIGAS ESTUPIDECES, DAZAI!! ¡¡NO ME GUSTAN LOS IDIOTAS!!

Hmm, presiento que Chūya es mejor que la mujer ideal de Kunikida-kun.

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Atsushi dormía plácidamente en la cama de Akutagawa, abrazando su almohada y sin ninguna incomodidad. El azabache lo cubrió con un suave cobertor siendo cuidadoso de no despertarlo. Lo observaba con ternura y sonreía. Le parecía lindo, no, Atsushi era lindo.

Salió de la habitación y fue a con Fumiya, quien dormía en la habitación de huéspedes. 
El pequeño castaño abrazaba los peluches de Atsushi, estaba cubierto con una frazada del mismo. Durmiendo con tranquilidad.

Dazai-san no debe tardar... Pero, Dazai-san no tiene coche... ¿Cómo se llevará a Fumiya dormido? ¿Quién será la madre de Fumiya-kun?

Se dirigía a la parte baja de la casa, bastante pensativo. Iba a sentarse para ver programas de televisión, cuando sonó el timbre.

Era Dazai y... ¿Chūya?

— ¿Dazai-san y Chūya-san? E-Entren...

Dijo nervioso. No imaginaba qué podrían hacer ellos dos juntos a esas horas de la noche, ni mucho menos, que Chūya era el otro padre de Fumiya.

El castaño se sentó en el sofá, quedándose cómodo, mientras que Chūya observaba unos vinos que Akutagawa tenía de exhibición en uno de los muebles. Se acercó a ellos, encontrando su favoritos.

— Vaya, Akutagawa. No pensé que tuvieras tan buen gusto. ¿Me das?

Abría la botella luego de acercarse una copa.

— Chūya-san, es el vino que me regalaste en mi cumpleaños... ¿No lo recuerdas?

— Oh, ¿Enserio?

Se servía un poco.

— ¡Chūya! ¡El bebé!

Gritó desde el sofá, llamando la atención del confundido azabache.

— ¡¿Cuál bebé, estúpido?! ¡¡Ohh, cierto....!!

Miraba con aquella lástima la copa y el vino que tuvo que dejar. Lo había olvidado. Sus días y los de Dazai, mayormente son en la Port Mafia, que olvida con frecuencia a su hijo y a su bebé. Incluso si los últimos días se había estado quedando en su hogar.

Recién recordó la razón por la que él y Dazai se encontraban en casa de Akutagawa.

— Akutagawa. ¿Y Fumiya?

OUR LIFE [SOUKOKU]Where stories live. Discover now