Nuestra Pequeña Historia (1)

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Hace más de siete años...

Chūya y Dazai tenían poco tiempo de haberse conocido. Se conocieron en la sede de la Port Mafia, siendo compañeros de trabajo. Se insultaron, se molestaron pero pese a eso...

Eran un par de adolescentes con sus hormonas al máximo, y se habían reunido en la casita de Dazai para "divertirse" unas cuantas veces. No estaban enamorados.

Cierta noche, ambos cenaban ramen instantáneo, ahora en casa de Chūya, cuando él mismo (Chūya) sintió unas tremendas náuseas con sólo percibir el aroma de la comida.

— Chūya... ¿Te sientes mal? Puedo llamar a Mori-san para que venga a checarte si quieres...

Notaba la tez pálida de su compañero, y cómo éste cubría su boca con sus manos.

— No. Sólo me mareé. Estoy casi anémico, Dazai, es normal que estas cosas sucedan. No voy a cenar. Cena tú.

Alejó el plato de su lugar, quedándose en el suelo frente a la mesita de piso para acompañar a Dazai con su cena.
El castaño estaba preocupado de cierta manera. Aunque se llevaran peleando, no le gustaba ver a Chūya enfermo.

— Hmm... ¿Quieres que compre algo para tí en el conbini? Queda cerca y...

— ¡Ya te dije que no quiero comer nada, idiota! ¡Deja de molestarme!

Respondió agresivo. Dazai sonrió.

— Está bien. Cenaré yo entonces.

>>>

Días más tarde, los síntomas fueron persistentes, y Chūya se vió obligado a ir a una clínica, pues no quería que Mori estuviera enterado de "su enfermedad".

Visitaba a Dazai con los resultados en mano, después de una larga explicación de parte del doctor.

— Chūya, ¿Por qué esa cara? No te ves muy feliz...

Se aproximó al pelirrojo, quien le entregó los papeles y volteó con sus ojos llenos de lágrimas y un gesto de molestia.

— ¿Chūya? ¿Q-Qué es esto? ¿Te vas a morir?

¡Nos vamos a morir los dos, estúpido! ¡Un bebé! ¡Vamos a tener un bebé! ¡Perderemos nuestro trabajo!

El pánico de Chūya era casi incontrolable hasta que el chico castaño, Osamu, lo abrazó de manera tierna, acariciando la parte trasera de la cabeza y cabellera de Chūya, con intenciones de consolarlo. Aún eran casi de la misma estatura.

— Será nuestro secreto. Tranquilo, Chūya. Nosotros podremos hacerlo. Vamos a casarnos ahora mismo por el bien del bebé, seamos los mejores padres y más adelante quizás... Terminemos enamorados.

Chūya estaba sonrojado y su corazón latía con velocidad. Se aferraba al abrazo, recargando su cabeza en el pecho de Dazai, agachándose un poco.

— ¿Tú... No vas a dejarme solo en esto? Pero tienes cara de irresponsable, Dazai.

Dazai limpió las lágrimas de su compañero, y besó con ternura sus labios.

— Los dos lo hicimos, debemos enfrentarlo juntos, chibi.

>>>

Día con día, su amistad en casa era muy diferente a la rivalidad en el trabajo. Pasó un año hasta que estar con el otro, era un enorme sentimiento de amor.

Vivir juntos empezaba a dar frutos.

— Mira, Chūya. Fumiya-kun ya se mantiene más tiempo de pie. ¡Trae la cámara!

Dazai sujetaba de las manitas al pequeño castaño de ojos azules, que apenas iba a cumplir un año de edad.

Chūya trajo la cámara y empezó a grabar e inmortalizar los primeros pasos de su bebé. Era un hermoso momento familiar para los dos.

— Suéltalo un poco, Dazai. Fumiya debe enseñarse a que no siempre le estarás sosteniendo las manos.

Dijo Chūya, emocionado de ver a Fumiya caminar por sí solo.

— Bien.

Dazai obedeció. Soltó al niño, y miraron que pudo dar tres mini pasitos cuando cayó sentado. Fumiya no lloró, se quedó en silencio mirando a sus padres.

— No lo mires, Dazai, no le digas nada. Si lo hacemos, llorará, estoy seguro.

Aconsejó.

— Cierto, es mejor ignorarlo.

Añadió Dazai.

Fumiya se apoyó de sus manos para volverse a levantar. Dió un sólo paso y de nuevo cayó al suelo, pero ahora de rodillas.

— Hmm, ese niño no caminará nunca. Me pregunto si será igual de chibi que su madre. 

Murmuró entre dientes.

— ¡¡Te escuché, idiota!! ¡Es una copia tuya! ¡¿Cómo puedes creer que tendrá mi estatura?! ¡Tú estás creciendo y yo no!

Fumiya encontró un sombrero de Chūya en el suelo y lo puso en su cabeza.

— ¡Ma-!

Quería llamar la atención, pero el primero en voltear fue...

— ¡Fumiya-kun! ¡Quítate eso! ¡Es horrible, es!

— ¡Se te ve hermoso, mi amor! ¡No le prestes atención a papá! ¡Él no sabe de moda!

— ¡¿Eh?!






Parte 1.

OUR LIFE [SOUKOKU]Where stories live. Discover now