Capítulo 65 - Oportunidad

Comenzar desde el principio
                                    

—Bien, entonces solo busquemos la oportunidad perfecta y nos vamos a otra ciudad para pedir un rescate.

Sus compañeros asintieron con la cabeza.
Ese día fue largo, y tener que acostumbrarse a su nueva rutina de alimentación fue muy difícil, pero era lo que tenían que hacer si su plan era hacer durar su ahora escasa comida.
La noche fue lo que más esperaron los supervivientes, ya que el dormir calmaría un poco su hambre contenida. Por otro lado, Sebas no lograba conseguir dormirse. Pensaba en los asquerosos tipos con los que había tenido que lidiar hace ya varias horas, y cómo con cada día transcurrido en DeepOcean, los humanos que se encontraba él y su grupo resultaban ser peores que los anteriores.

—Primero, un sujeto con una máscara se encarga de hacernos pasar auténticos y jodidos momentos, y luego, cuando por fin nos logramos deshacer de él, aparece otro idiota con su grupo de malnacidos a arruinar nuestra tranquilidad de semanas en un instante.

Sebas cerró los ojos, y soltando un profundo suspiro volvió a decir en voz baja:

—Kendall, con cada persona nueva que aparece aquí, me preocupa pensar que quizás no tuve tanta razón al decir que la gente ahora sería buena.

De tanto estar sumergido en sus pensamientos, cayó en un profundo sueño por unas cuantas horas, pero todo fue terminado por un sonido proveniente de afuera. Sebas comenzó a abrir los ojos de a pocos, y cuando volvió a escuchar el sonido se levantó de golpe al entrar en duda por no estar seguro de si lo que había oído fue un producto de su imaginación causado por apenas estar despertando, pero su interrogante fue contestada al oír nuevamente ese sonido.

Sebas había confirmado en ese instante que ese sonido era el de un helicóptero.

Él fue corriendo rápidamente hasta la azotea de su refugio, y al llegar volvió a confirmar todo de nuevo.

Sebas vio a dos helicópteros que se alejaban de la azotea de otro edifico algo alejado con dirección a lo que él creía era la zona segura. Quiso llamar la atención de los transportes, pero sabía que eso podría atraer a muchos infectados al refugio y pondría en riesgo a sus amigos, sin contar además con que los helicópteros estaban lo suficientemente lejos para que ni lo notaran aún si gritaba. Los vehículos finalmente se alejaron hasta desaparecer entre los demás edificios de la ciudad, pero en vez de pensar en que él y su equipo perdieron una buena oportunidad de escapar de DeepOcean, una idea llegó antes a su mente.

—Esto nos sacará de esta ciudad sin dudas, chicos.

Y una vez Sebas se disponía a regresar, notó un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo al escuchar la voz de ese tipo otra vez.

—Buenas noches.

Sebas quería pensar que aquello que escuchó fue algo creado por la falta de sueño. Era ridículamente frustrante volver a oír una vez más ese tono de burla en su palabras al saber lo que generaba en sus víctimas.

—¿Tienes un minuto?

Volvió a hablar, dejando esta vez una incógnita. El joven no quería darse la vuelta y comprobar que aquello a lo que temía realmente estaba sucediendo, pero a la vez sabía que debía asegurarse de no estar imaginando cosas y acabar con esa incertidumbre de una vez.

—Eres tú... —dijo al terminar de dar la vuelta.

—En efecto, mi estimado.

—Pero... esto no tendría que ser posible.

—En el apocalipsis todo es posible, y tú ya deberías saberlo.

Sebas apretó los puños de impotencia, tensionando cada músculo de su cuerpo, y dedicando una mirada fulminante al sujeto que tenía en frente suyo.

—Enmascarado —dijo levemente pero con un tono de voz amenazante.

El nombrado sacó sus manos de los bolsillos del pantalón manteniendo su estado relajado.

—Sebas —contestó este dando un par de pasos al frente acercándose un poco al joven.

—No te acerques —advirtió.

—Tranquilo, no vengo con malas intenciones... por ahora al menos.

—¿Y qué quieres decir con eso?

—¿Tienes un minuto? Solo deseo hablar.

—¿Ahora quieres hablar? Ni siquiera deberías estar vivo para empezar, tú no deberías estar...

—Volveré a preguntártelo una vez más —lo interrumpió y nuevamente dijo—: ¿Tienes un minuto?

—¿Para qué? —dijo Sebas aún con tono de voz amenazante pero a la vez nervioso.

—Quisiera... hacerte una propuesta.





Death in Deep: Muerte en lo ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora