Capítulo 14.

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Bailo mientras preparo la cena, echo un poco de pasta en el agua hirviendo y le bajo el fuego. Me muevo al ritmo de la música por toda la cocina, inmersa en mis pensamientos. Observo el reloj del salón, el móvil suena al instante. Bajo un poco la televisión mientras camino hacia el teléfono, que descuelgo al momento.

— ¡Amor! — digo con una sonrisa, Gabri aparece en la pantalla con los ojos inundados en lágrimas — ¿Qué tal el recital? ¿Ha salido tal cuál esperabais? ¡Qué guapo estás! — él sonríe y asiente.

— Todo ha salido perfecto, Oli — le sonrío más —. Ha sido... uf... mágico. Cómo ha presentado la actuación, todo, un momento de ella descalza en el escenario, rodeada de velas, increíble. Espero que alguien la tenga grabada por aquí y podamos verla, es alucinante — lo escucho entre el bullicio que se forma detrás de él—. Es que han venido unos invitados especiales y me alteran al personal — frunzo el ceño y el chico cambia la cámara, veo a Nico encabezar al grupo de futbolistas, ladeo la cabeza con una sonrisa enorme.

— Normal que haya tanto barullo — digo, veo como Gavi levanta la cabeza hacia donde está Gabri con su ya habitual cara de asco.

— Parece que te ha escuchado — dice dándole la vuelta a la cámara de nuevo.

— No creo, alguien le gritaría algo, ¿has visto su cara? — mi amigo suelta una carcajada, vislumbro unos ojos azules por detrás de mi amigo — ¿Ese es...?

— ¡Diego! — Gabri grita, el par de orbes azules se posan en la pantalla quitándome la respiración, el chico sonríe con familiaridad hacia la pantalla — Esta es mi amiga y compañera de piso, Oli — él me guiña un ojo a través de la pantalla, río—. Y él es Diego, el culpable de que hoy haya podido estar aquí — lo mira con una sonrisa de admiración, asiento mordiéndome el labio inferior.

— No le hagas ni caso, Oli — dice hablando al micro —, está aquí por el talentazo que tiene — asiento dándole la razón —. Ahora tengo que felicitar a mi mejor amiga — guiña un ojo de nuevo —, a ver si nos vemos, guapa.

El chico desaparece sin que me de tiempo a despedirme, aprieto los labios observando a mi amigo, él suspira encogiéndose de hombros.

— Qué decir de Diego — río alzando una ceja—, es un alma libre, el mundo es su hogar.

— Lo parece, ¿ha sido guay trabajar con él? — mi amigo asiente caminando por los pasillos, se cruza con algunas personas antes de salir del auditorio — Enhorabuena, Gabi, es que lo mereces como el que más, amor — él me sonríe, veo como posa un cigarro entre sus labios y suspiro —. ¿Otra vez?

— Ha sido un no parar desde que estoy aquí, necesito evadirme — asiento no conforme a lo que me dice —. Sé que no te gusta, pero confía en mí, puedo dejarlo otra vez.

— Otra vez — murmullo—. Tengo que dejarte, voy a cenar algo y a estudiar un poco más — le mando un beso a través de la cámara —. Estoy muy orgullosa de ti, guapísimo — me guiña un ojo antes de echar el humo hacia el lado contrario de la pantalla.

— Gracias, cielo, sabes lo mucho que significa esto para mi, ojalá hubieras estado aquí — asiento mordiéndome el labio, arrancándome alguna que otra piel —. Nos vemos en Enero — asiento de nuevo con una sonrisa, cuelgo tras despedirme con la mano y trago saliva.

Vuelvo a subir la voz a la televisión, no sé ni cuantas canciones han pasado pero es una completamente distinta a la que pensaba que estaba sonando.

— Porque ahora me siento tan vacío...

Muevo la cabeza mientras me sirvo algo de sopa en un bol, aprovecho antes de ponerme a cenar a poner las notificaciones de todos los mensajes en silencio, en caso de que pase algo importante, llamarán.

Fuego Amigo • Pablo GaviWhere stories live. Discover now