Capítulo 16.

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— Huy, ¿pero a dónde vas? — me giro apartando el labial rojo de mis labios, observo mi vestido y levanto la cabeza — Qué guapa, mi niña.

— Gracias, ma — murmullo, ella se cruza de brazos apoyada en el umbral de la puerta de mi cuarto—. ¿Te vas hoy a Jerez? — murmura afirmativamente — Vete con cuidado, y avísame cuando llegues.

— ¿Segura que no quieres bajar? — niego con la cabeza aplicándome un poco de color en las mejillas— Podrías, tú tío ...

— No voy a bajar, mamá — murmullo mirándola a través del espejo —. Tengo que estudiar y...

— ¿Y no tienes tiempo para tu familia? — trago saliva y asiento.

— Sí, pero quiero seguir estudiando, en cuanto acabe exámenes bajaré a ver a la abuela — comento en bajo, ella resopla y la veo perderse por el pasillo.

Me observo en el espejo, sonrío intentando que las lágrimas que se agolpan en mis ojos no caigan. Me pongo seria y trago saliva, escucho como mi teléfono suena en el salón. Corro por el pasillo para cogerlo antes de que sea mi madre la que lo haga, observo como su gesto cambia a leer la pantalla.

— ¿Por qué tienes guardado a alguien como gremling, Olivia? — aprieto los labios encogiéndome de hombros.

— Mi amigo Gabri — sonrío —, que se cambiaría el nombre algún día, dame que le respondo — frunce el ceño extendiendo hacia mi el móvil tras un dramático suspiro—. ¡Gabri!

— Te sobra una r — dice seco.

— ¿Que mire si tienes qué? — miro hacia mi madre, ella resopla sentándose en el sillón — ¿En tu cuarto? Voy.

— ¿Qué dices, Olivia?

— Si, tonto, espera un momento — río, miro por encima del hombro a mi madre, que enciende la tele —. ¿Qué quieres? ¿Habéis llegado ya?

— Salimos ahora de La Masía, ¿qué pasó? ¿Con quién hablabas?

— Mi madre — suspiro —. Ha venido a intentar convencerme de que baje a Jerez con ella.

— ¿Y por qué no bajas? Podrías...

— No me voy a meter en tu casa en navidades — le digo seria, él suspira sonoramente —. Venís entonces, ¿no? — murmulla un asentimiento — Genial, me muero de hambre, y estoy harta de aguantar a mi madre.

— Oli, eres una bruta.

— Silencio — siento un escalofrío por la espalda, suspiro y voy hacia mi armario, saco una chaqueta de él y me la pongo—. No tardéis mucho, que estoy a nada de cambiarme de ropa e ir en vaqueros — escucho su risa grave y se me eriza la piel, chasqueo la lengua fijándome en mi brazo—. Te lo digo en serio.

— Tendré que decirles que apuren — alzo una ceja ante su respuesta.

— ¿Tan bien me quedaba el vestido?

— Creo que no vas en vestido y Ainhoa al primero que ahorca es a mi — suelto una risa suave—. Y bueno — trago saliva ante la claridad de sus palabras —, no recuerdo si te quedaba mal o no, tendrás que hacerme memoria — inspiro profundamente y muerdo la punta de mi lengua pensando bien que decir.

— Pues no tardes entonces — frunzo el ceño tras hablar, echándome la bronca mentalmente, al escuchar su risa me relajo.

— Hasta ahora, caperucita.

Cierro los ojos y aprieto los labios, bajo el teléfono echando todo el aire que tengo en los pulmones. Trago saliva antes de salir de mi cuarto cerrándome la chaqueta. Escucho los murmullos de mi madre mientras guardo el teléfono en el bolsillo de la chaqueta. La veo moviendo alguna que otra cosa en los armarios, frunzo el ceño cruzándome de brazos.

Fuego Amigo • Pablo Gaviजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें