Capítulo 10.

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— ¡Olivia! — me giro casi al instante al escuchar la voz, alzo las cejas con una pequeña sonrisa — ¡Cuánto tiempo! — la escucho como una voz de fondo, un poco sobre la música.

— Judith — me da un par de besos, agarrándome por las mejillas —, cuánto tiempo — no demasiado.

— ¡Pues sí! ¿Qué te trae por aquí? Si tu bajas a Jerez — me encojo de hombros con una sonrisa.

— Casualidades de la vida — doy un trago a mi bebida, buscando con la mirada a alguien conocido—, ¡anda! ¡Míralo! — señalo hacia un chico que alguna que otra vez he visto cerca de Pablo — Voy a saludarle, es amigo de Ale, lo vi en Barcelona — sonrío y le doy un toque en el hombro antes de escabullirme entre la gente.

No llego a ir a donde se encuentra el chico, porque lo más probable es que mi prima esté con ellos. Salgo a tomar un poco el aire en una de las terrazas del local, perdí a los chicos nada más entrar, pero tampoco los culpo por ello.

La selección clasificó para el mundial de Qatar 2022 en esta noche, aseguró su lugar en la competición gracias a un gol de Morata; por lo que hoy es un día de celebración, en el que tienen toda la noche por delante.

Saco el móvil y veo algunas notificaciones de gente que me quiere etiquetar en fotos, trago saliva al ver las imágenes con Nico en la grada de la Cartuja, suspiro denegándolas todas. Muevo la cabeza al son de la canción, respondo un mensaje de mi madre diciéndole que estoy perfectamente e ignoro el resto, la notificación de la respuesta a la historia de Gavi sigue en mis notificaciones más recientes.

— ¿Qué haces aquí fuera? — me muerdo la punta de la lengua sin dejar de mirar hacia el puente de Triana, que se ve desde aquí arriba.

— No me gustan demasiado estas fiestas — murmullo dándole un trago al líquido —, además, debería preguntarte yo que haces aquí — sonrío girándome —. Es por vosotros, habéis hecho a la absoluta ir al mundial — el chico se encoge de hombros—. Va, Pedri, si te gusta más la fiesta que a un tonto un lápiz — suelta una carcajada.

— No estoy de mucho humor, Oli — asiento mirándolo fijamente —. ¿Has sentido alguna vez que toda tu vida ha sido una mentira? — inspiro profundamente, patidifusa— Como que... has estado pretendiendo ser una persona que no eres realmente — trago saliva y asiento.

— Los meses después de irme de Gijón sentí que tenía que estar bien porque mi madre ya tenía demasiado con lo de mi padre — agacho la cabeza y me fijo en la punta de mi pie—. Mi madre estaba en una depresión, mi padre se había ido a Santander con otra mujer y yo... — sonrío encogiéndome de hombros — Me tocó cumplir las expectativas, que todo estaba bien, tirar de mi madre... — me encojo de hombros y niego—. Pero bueno, cosas que pasan, ¿no?

— Es que... — me fijo en sus ojos, brillantes —. Creo que me estoy enamorando de una persona y... me da miedo — sonrío, dejo el vaso sobre una pequeña mesa y lo abrazo.

Pedri suspira haciendo fuerza con sus brazos contra mi. Juego con los dedos en su espalda, de la misma manera en la que Gabri me abraza, arrebatándole una risa suave.

— Eso no es algo muy habitual por aquí.

— Un buen amigo lo hace — murmullo observando el interior del local a través de una pequeña ventana—, las mejores cosas se acaban pegando.

— ¿Crees que todas las buenas costumbres se acaban pegando?

— Ajá — asiento con la cabeza mientras hablo—, ¿mejor? — me separo de él, que sonríe — Pues a disfrutar, o a coger un vuelo — me encojo de hombros con una sonrisa —. Arriesgarse por amor es siempre una buena opción — le guiño un ojo, él niega riendo.

Fuego Amigo • Pablo GaviWhere stories live. Discover now