Charlas terapéuticas

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Esa noche mandó absolutamente todo al carajo y puso una playlist para morir deshidratado de tanto llorar. No era débil por mostrar sus sentimientos, y eso le quedó muy en claro hace un tiempo.

Aunque tuvo un colapso cuando estuvo a punto de darle un trago al pétrus, recapacitó y lo escupió de inmediato. Se lamentaría después por la semejante barbaridad que hizo, pero por ahora, se limitó a recostarse en el frío suelo de la cocina mientras las lágrimas seguían saliendo.

Cada vez que parecía comenzar a tranquilizarse, sus recuerdos y las canciones de fondo se aliaban contra él para hacerlo llorar aún más.

En un dado momento se quedó dormido, sólo para despertar con aquella opresión en su pecho, sintiendo que todo lo que había estado haciendo era ridículo.

Primero que nada, enamorarse de alguien como Fyodor ya era condena de muerte, en segundo, dejar que te secuestrara y desarrollar una especie de síndrome de estocolmo con los demás miembros de la Casa de las Ratas, después... los besos y las palabras bonitas, las risas, momentos divertidos, algunos otros vergonzosos...

No, definitivamente nada de eso fue ridículo.

Estaba enamorado del peor enemigo que toda la ciudad pudieron haber tenido, intentó ayudarlos a esconderse por un tiempo, le salió mal debido a sí mismo y otros factores que no pudo controlar desde un inicio, ¿y ahora qué?

Fyodor probablemente estaría en una cárcel de máxima seguridad, Nikolai estaría casi en las mismas, Agatha y Sigma no eran tan peligrosos, así que lo más seguro era que se encontraran un poco menos vigilados.

- Menos... vigilados- Murmuró levantando la cabeza que tenía hundida en la almohada - Quizás pueda... n-no creo que... ¡piensa positivo carajo, aún hay tiempo!

- Chico, ¿a quién le hablas?- Preguntó curioso el señor del piso de enfrente, un poco asustado por el estado emocional de su vecino

- N-No se preocupe Shiwa-san, estoy bien!... O bu-bueno, ¡lo estaré tarde o temprano!

Se tropezó con las siete cajas de pañuelos regados por las escaleras, pero saltó al sofá y rápidamente encendió su laptop. Se encontraba impaciente, demasiado como para esperar a que la pantalla principal cargara, así que buscó lápiz y papel para empezar su plan.

No estaba ni cerca de los planes que Fyodor hacía en un abrir y cerrar de ojos, tampoco le pisaba los talones a las estrategias de Dazai, mucho menos a las deducciones de Ranpo.

Pero él tenía algo más importante, mucho mas importante en juego. Además de haber visto demasiadas películas y leído demasiados libros de misterio.

. . ♤ . .

Semana tras semana, día con día y montañas de papeles. Todo por una razón, una maravilla y única razón.


- ¡Hey, Tachihara!- Le llamó desde el pasillo de al lado - Oye, amm... quería preguntarte algo

- Adelante, tengo unos minutos antes de mi siguiente misión- Contestó guardando su celular - Y otra vez, perdón por de hace unas sem...

- No, no, no, no importa- Interrumpió agitado sus manos - Está bien, me sentía horriblemente mal y sólo quería aislarme un tiempo... entiendo por completo que tú y Kajii sólo querían ayudarme

- De todas formas lo siento, ¿qué necesitas?

- ¿Sabes si Anne-san está ocupada? Quiero hablar con ella un momento

- Ah, tranquilo, acaba de salir de una junta

- De acuerdo, gracias

Retomó su camino nuevamente, preparándose para la charla que Kouyou quería tener con él. Desde su pequeño colapso de hace semanas, no habían poder tenido una plática sobre eso, y aunque no quería tenerla para evitar que se preocupara, su descuido causó todo lo contrario.

Kiss Me // FyoyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora