Capitulo 10

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—No sos justa— respondió— porque diciendo todo eso del matrimonio estas dando a entender que amo más a Sam que a vos.

—¿No es así?— preguntó.

—Cada amor es distinto— respondió, y luego suspiró— Me voy a casar con el porque lo quiero, y es el siguiente paso en la relación. No me voy a casar con el porque lo ame más que a vos. Nuestra historia fue única, fue preciosa... fue lo mejor de mi vida. Pero lamentablemente se terminó— contestó— Santana, vos fuiste, sos, y serás el amor de mi vida por siempre. Pero me dejaste.

—El divorcio...

—No hablo del divorcio. Hablo de cuando de fuiste a vivir a italia— se levantó molesta y empezó a caminar por la sala— ¡Prometiste que la vida nos iba a volver a juntar, prometiste que volveríamos a estar juntas, pero te fuiste a vivir a otro maldito continente para olvidar nuestro matrimonio!

—No fue...— quiso pero la rubia la interrumpió una vez más.

—¿No fue así?— preguntó riendo irónica— Me decís que nunca vas a amar a otra persona como a mi, das a entender que soy el amor de tu vida, pero te fuiste del país para olvidarme, y no me digas que no, porque te conozco.

—¿A donde queres llegar con todo esto?— también se levantó molesta.

—¡A que dudo que sea verdad que soy el amor de tu vida! porque si fuera así, Santana, nunca me hubieras pedido el divorcio— dijo dolida— Nunca hubieras querido divorciarte.

—Tomamos la decisión de divorciarnos en conjunto— negó con su cabeza— No fui solo yo.

—¿En conjunto?— rió sarcástica— Yo jamás quise divorciarme. Solo acepté tu maldita decisión.

—¿Querés culparme del divorcio? está bien. Fue mí culpa, acepto la maldita culpa— respondió molesta.

—Si, lo fue— contestó sin pensar, y al ver la expresión de Santana se arrepintió al instante— No quise decir eso...

—Si, quisiste.

—No, yo...— suspiró— No estoy enojada por el divorcio, sé que fue lo mejor en ese momento. Estoy enojada porque te fuiste del país para olvidarte de todo lo que vivimos, y actuar como si nunca hubiera pasado.

—¡No podes estar pensando realmente eso! no quise olvidar lo que vivimos— respondió afectada— Pero alejándome el dolor era menor.

—¿Por diez años?— preguntó dolida, y luego agregó molesta— ¡Diez años!

—¡Si, diez años! y si no fuera por la boda de Noah, no hubiera vuelto. ¡Porque sigue doliendo!— admitió— Sigue doliendo de una manera inimaginable.

—Inimaginable no. Porque se lo que duele— respondió mirándola fijamente— Créeme que lo sé.

—Brittany, volver a verte me derrumbó. Pensé que todo estaba olvidado, pero no lo está, y probablemente nunca lo esté. Es por eso que me fui, y es por eso que quería seguir alejada. Es por eso que no quería que vinieras a cenar hoy. Porque tenia miedo. Tengo miedo— con cada palabra que pronunciaba, se acercaba un paso más hacia la rubia.

—¿Miedo de que?— preguntó al borde de las lágrimas.

—De hacer esto— respondió, y sin pensar la atrajo hacia ella y la besó. Si bien Brittany estaba sorprendida, no dudo ni un segundo para corresponderle, abrazándola por la cintura.

Era un beso dulce y gentil. Un beso que demostraba lo mucho que sus bocas se habían extrañado a lo largo de los años, y que transmitía todo el amor que sentían una por la otra.
En el momento que Santana quiso alejarse, la rubia la atrajo más hacia ella y el beso rápidamente se convirtió en uno mucho más pasional.
Sin saber quien dió el primer paso, empezaron a caminar hacia el sillón mientras intentaban desesperadamente sacarle la remera a la otra. Cuando lograron hacerlo, se dejaron caer en el sillón, y la rubia se sentó a horcajadas sobre la latina.

Pero antes de que las cosas pasen a mayores... el timbre sonó.

—Mierda— susurró Santana cuando Brittany se alejó rápidamente— Britt... yo...

—No— la frenó— Solo... no. Lo mejor es que me vaya— contestó.

—Lo siento. Si— respondió— déjame abrirle al delivery.

La rubia asintió, y Santana fue a recibir la comida, pero cuando volvió a entrar en la casa, Brittany ya estaba caminando hacia la puerta.

—Lo siento... no sé por qué lo hice.

—No sé por qué lo seguí. Estoy comprometida, y el no se merece esto.

—No, no lo hace.

—Nos vemos en la boda— se despidió cabizbaja.

—Nos vemos— respondió en un susurro— Britt...— habló cuando la rubia estaba por llegar a su auto.

—¿Si?

—Yo... eh...— suspiró, sin saber que decir— Llévate la comida...

—No hace falta— sonrió.

—Por favor— caminó hacia ella, pero mantuvo la distancia al entregarle la bolsa— Buenas noches, Brittany.

—Buenas noches— respondió en voz baja.

nueva oportunidad- brittanaWhere stories live. Discover now