The World Keeps Spinning

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Era raro.

No.

Era espeluznante.

Lo sabía pero no podía evitarlo.

A cada despertar robaba esos momentos. Era su rutina ahora. Despertar un poco antes del amanecer, sin importar su cansancio, para adorarle. Tomarse el tiempo de dejar vagar sus ojos y tener cada pequeño detalle de su novia.

Cada resoplido. Cada gesto. Cada arruga en su nariz expresiva. Todo era hermoso. Ese momento era hermoso con ella entre sus brazos recostada sobre su pecho. Sintiendo el firme agarre que está mantenía sobre el cuello de su blusa como si fuera una posibilidad que se alejara.

Ella lo sabía mejor que nadie. Desde el primer momento en que no pudo apartar la mirada de ella, lo sabía.

Quizás por eso esos momentos eran tan importantes. Era lo único que tenía al día sin tener que mantenerse oculta en las sombras. Sin poder tocarle o susurrarle palabras dulces que le hicieran sonrojar, haciéndole sentir tan especial por lograr ese hito. Quizás era su lobo, o quizás fuera ella pero en el fondo dolía. Le destrozaba algo a cada momento que no podía estar a su lado.

Era como un firme golpe a cada segundo que amenazaba con hacerle escupir sangre pero lo soportaba.

Podía soportarlo.

Podía soportar lo que fuera por ella.

Ella lo valía.

Un suspiro profundo y tembloroso escapo de su pecho y se permitió sonreir libremente. Mostrando la calidez que hervía en su interior. Inconsciente de que era la sonrisa que siempre le ofrecía a la morocha sin importar el lugar, o momento. Ignorando cuanto causaba en esta, el suspiro profundo que robaba y el tartamudeo en todo su sistema.

Ahí es su lugar. En su territorio, se permitió que las burbujas en su ser explotaran y le llenaran por completo. Se permitió sentir eso que siempre estaba acallando, y que en ocasiones no podía contener y sus labios dejaban escapar en susurros no escuchados.

Su nariz comenzó una caricia, apenas un roce desde el botón de la nariz de su novia que se deslizo siguiendo el camino hasta llegar a su frente donde deposito un beso. Un contacto que se mantuvo.

-Te amo... tanto que me falta el valor para decirlo... de gritarlo al mundo... Mirarte a los ojos y silenciar el miedo... –. Susurro vencida ante la melancolía que le fue llenando y se mostró en su pequeña sonrisa vencida que mantuvo al alejarse solo un poco, lo necesario para poder verle –Pero hasta entonces, te lo hare sentir. Lo susurrare en tus sueños y luchare por mostrártelo a cada segundo que me lo permitas...

-Soy tuya, love. Tan incapaz de vivir sin ti...

Lo sabía.

Cada palabra era real.

Era de Josie.

Viviría por ella y sin problemas también moriría por ella.

Las burbujas volvieron a ser encapsuladas dejando solo el fuerte susurro de que no la merecía. Que no era lo suficiente, no cuando podría costarle tanto. Quizás hasta su hermana.

Desde el primer momento en que perdió el aliento por ella, sabía que no debía tenerle.

Merecía más que el monstruo.

Merecía algo mucho mejor que los trozos deformes que le formaban...

Un pitido irrumpió sus pensamientos.

Lo reconoció al instante y a la vez una mueca se dibujó en su rostro, empeorando cuando se repitió y repitió. Su mirada amenazante se centró en el bolsillo de su novia a la vez que su pecho se apretó luchando por no dejar ir el gruñido molesto que instintivamente produjo.

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