The World Keeps Spinning

613 43 25
                                    

La pareja paso por la puerta de la habitación de las mellizas sin detenerse. Ignorando el sonido de alarma proveniente del interior, o lo impropio de ello.

Lizzie abrió sus ojos refunfuñando y soltó un quejido al girar a apagar la alarma y que alargo al ver la hora. Era extraño que fuera su alarma la que le despertara, usualmente era la de Josie que ponía al menos cinco para asegurarse de despertar a una hora decente para ir a clases.

Ella era la persona de la mañana como su madre a diferencia de la morocha.

Ante el pensamiento miro la solitaria e impecable cama de su hermana y la tristeza paso por el azul de sus ojos solo un momento antes de que el enojo los endureciera. Lanzo sus mantas a un lado y se puso de pie dándole la espalda al lecho al que estaba acostumbrada a saltar en cuanto comenzaba un nuevo día y volver a hacerlo después hasta lograr que su hermana refunfuñara pero saliera de las mantas.

Esa era su rutina aun en los malos días.

Hoy no lo era y al pensarlo se dio cuenta de que esto se había vuelto común. Desde hace meses, varios días a la semana no lo hacía y en lugar de preocuparse por ello ya era la norma. En ocasiones aunque estuviera ahí, y eso le hizo detenerse.

La tristeza y desconcierto se dibujó claro en su rostro mientras volteaba a ver la cama vacía sin entender como no lo había notado antes o por qué había pasado en primer lugar. Desde niñas tenían esa rutina y de pronto se rompió y simplemente no se dio cuenta.

Y le dolió.

Su mirar cansada decayó mientras se obligaba a levantarse. Había pasado horas girando en su cama con los ojos firmemente cerrados, en la mayoría del tiempo obligados a permanecer así y solo unos cuantos porque su cuerpo realmente descansara aunque no lo hiciera. No por completo. No cuando sueños estaban llenos de recuerdos, los mejores y los peores cuando la distancia era tan grande que no sabía cómo acortarla aunque quisiera.

Un pesado suspiro abandono su pecho y arrastrando sus pies se dirigió a su tocador para tomar lo necesario pero entonces noto algo. Un termo que no le pertenecía y que sin duda no recordaba haber visto antes de apagar la luz la noche pasada.

Lo tomo notando enseguida que estaba lleno y que de hecho, estaba caliente. Su ceño se frunció y con bastante sospecha le dio un pequeño sorbo a la vez que la esperanza se iba inflando en su pecho. Lo saboreo y asintió levemente, era su pedido de café aunque con algunas fallas.

Aceptable pero no perfecto.

Bajo su mirar con tristeza.

Su hermana no lo había dejado y como un globo, la esperanza exploto en su pecho removiendo el resentimiento en ella para que le acompañara por el resto de la mañana.

***

El día era tan oscuro. Y molesto. Y ruidoso. Y hacia que la cabeza de Lizzie vibrara con furia.

Realmente era un día como cualquier otro aunque para aumentar su molestia no se había topado ni una sola vez con su hermana. Era obvio que le evitaba porque aun cuando hace unas semanas no habían estado en un buen lugar, siempre se reunían en los cambios de clase y caminaban juntas.

En especial a la hora de entrar al comedor para el almuerzo.

Lizzie se detuvo en la entrada sintiendo su cuerpo tensar y apretó sus labios con enojo pero la tristeza en su mirar pronto se rego por el resto de su ser hasta que sus hombros cayeron.

Por inercia avanzo y tomo comida al azar para luego ir a su mesa. La que se supone compartía con su hermana pero no estaba ahí y sin poder evitarlo en cada ocasión que veía movimiento por la entrada le miraba esperando verle pero no lo hizo. Cada esperanza rota traía un resoplido molesto y una mirada triste que sin duda se volvió obvia para el mundo.

Just a DreamWhere stories live. Discover now