Sonreí cuando ví a Jungkook frente a mí, sus ojos formando una fina línea de tanto reír de felicidad, su mano tomando la mía, guiándome por el fresco césped bajo nuestros pies.
El sol nos iluminaba desde lo alto del cielo y sus rayos se colaban entre los árboles, uno de los rayos de sol iluminó parte de la cara de Jungkook, y el reflejo de éste sobre su delicado rostro lo hacía lucir mucho más hermoso de lo que ya era, resaltando sus facciones y el color de sus ojos.
Su etérea belleza provocaba que los árboles, el césped, el sol y sus rayos fueran casi insignificantes, había creído toda mi vida que lo más bello y digno de apreciar era aquella naturaleza, pero Jungkook parecía tener lo necesario para opacar al mundo entero.
Me senté a su lado junto al lago, acariciando con mis manos las finas hojas del césped verde y fresco.
La mano de Jungkook tomó la mía con delicadeza, sentí su suave piel sobre la mía y cerré mis ojos disfrutando de esa sensación inigualable, no se comparaba a ningún tipo de tacto.
Podía acariciar todas las hojas existentes en el mundo, y ninguna sería tan suave como la fina piel que tocaban mis dedos.
Pude apreciar los reflejos de arcoíris junto al lago, esos de los que Jungkook me había hablado cientos de veces ¿A caso el mundo siempre era así de mágico?
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Taehyung abrió sus ojos sorprendido, dió un pequeño saltito sobre la cama del susto, su corazón latía con fuerza después de haberse despertado de aquél relajante sueño con el ruido molesto de las alarmas en el agujero.
Frotó sus ojos con fuerza y tocó su frente cuando sintió su cabeza doler un poco, recordó su avivado sueño con Jungkook, el bosque, los árboles, el sol y la laguna. Por un momento había creído que aquello era real, tan real que por un insignificante sueño logró sentirse así, incluso una vez que había despertado.
Posó su vista en el menor durmiendo plácidamente a su lado, admiró como cada mañana su rostro perfecto, sus largas pestañas arqueadas hacia arriba, sus finos labios rosados levemente entreabiertos y sus mejillas algo coloradas por el calor en la habitación, miró a Jungkook y entonces tuvo la misma sensación que en el sueño, la sensación de estar afuera, de sentirse libre.
Jungkook era el único que podía lograr que sienta tal cosa, no sabía si era realmente así, pero a su lado, lo poco que conocía del mundo era increíblemente pequeño.
Se acercó más al menor y lo despertó con un suave susurro como todas las mañanas, se sorprendió cuando el menor abrió sus ojos y le sonrió, estaban tan cerca qué podía sentir su respiración caliente chocando contra su cara, divisó sus finos labios y el lunar justo bajo de estos, algo se removió en su estómago cuando Jungkook lo atrajo hacia él una vez más, recostándolo sobre su pecho y abrazándolo con fuerza con total confianza.
