– Bueno, ¿pero por qué yo?

– ¿Crees que te meteré en problemas? – preguntó Albus, divertido.

Newt solo se encogió de hombros – Solo quiero conocer la razón.

Albus asintió.

– Newt, eres el joven más talentoso en cuanto a criaturas. Se por buena fuente que Augustos Worme te contratato para escribir la edición de animales fantásticos y donde encontrarlos – Albus miró la maleta de Newt – También se lo que encontraste en Sudán.

Newt se quedó perplejo mirando los brillantes ojos azules del profesor.

– ¿Cómo es que sabe tanto de mi? ¿Me espía?

– No es necesario, pero para confiarte esta misión debo conocer algo más de ti – respondió Albus – Te conozco desde que eres un niño, Newt. Se que hay bondad en tu corazón.

El joven respiró hondo – Lo de Sudán fue horrible, tratar con obscurus no es nada fácil. El portador del que llevo en la maleta murió y me las ingenie para... contenerlo allí, pero es bastante temperamental. ¿Cómo sabe que el de Nueva York ya no está muerto?

– Solo lo sé, confía en mi.

– Confió en usted, recuerdo que me ayudó cuando me expulsaron de Hogwarts, gracias a usted todavía puedo emplear la magia, Dumbledore, pero aun así todo esto me parece extraño. ¿Por qué no puede ir usted por el obscurus? – preguntó

Albus se colocó de pie – Tengo trabajo que hacer aquí. ¿Qué dices, Newt? ¿Me ayudarás?

– Bueno... – Newt se colocó de pie – De acuerdo, lo ayudaré.

El profesor le sonrió ampliamente – Perfecto. Te ganaste un trozo más grande del pastel de limón, es mi talento oculto ¿Sabes?

– ¿La pastelería?

– Solo se preparar pastel de limón – replicó Albus entre risas.

Newt también se rio mientras salían del estudio y caminaban al salón donde se encontraron a un Gellert sentado en una de las poltronas con una copa de vino en su mano derecha.

– Gell – saludó Albus con una sonrisa metiéndose las manos en los bolcillos de sus pantalones – Creí que seguías en tu estudio.

Gellert se colocó de pie, tan elegante e imponente como siempre, se acercó a ellos, todavía con la copa en su mano.

– ¿No me presentas a tu amigo?

Newt extendió el brazo – Newton Scamander.

Gellert lo analizó por unos segundos antes de estrechar su mano con determinación.

– Gellert Grindelwald.

– Un placer conocerlo, señor Grindelwald.

Albus soltó una risa – No somos formales, Newt. Puedes llamarlo Gellert ¿no es así?

Gellert enmarcó una ceja... ¿No era Newton? – Claro – su voz fue clara pero tajante.

– Creo que deberíamos ir a cenar – animó Albus pasando por en medio de los dos – Adelante, Newt.

– Gracias –

El joven despabiló saliendo del radal de los ojos bicolores e intimidantes del mago búlgaro y siguió a Albus hasta el comedor. Albus y Gellert ocuparon las esquinas mientras que Newt ocupó una silla al lado de Albus.

UNA VIDA A TU LADO. - GRINDELDORE.Where stories live. Discover now