-"Vienen familias, grupos de amigos, en fin, que se pasa muy bien, se come bien, compras detalles para tu casa o regalar, se disfruta mucho la verdad. Aprovechen y se dan la vuelta!" continuó diciendo.

-"Me parece fenomenal! Claro que le diré a éstos para venir. Nos estamos quedando en el Hotel Vanderbilt, así que estamos cerca."

-"Ese hotel es precioso" le dijo Luisita. (Si, ya sabía que te quedabas ahí, gracias por confirmar) dijo en pensamiento. En ese momento llegaba el uber que llevaría a Amelia de regreso al hotel.

-"Ya llegó el uber" dijo Amelia "Gracias por todo".

-"De nada. Oye! Si quieres anota mi teléfono por si quieren volver al restaurante y les reservo la mejor mesa. O por cualquier cosa que necesiten, si quieres, claro." dijo una dudosa Luisita. No sabía si estuvo demás haber pedido esa información, pues apenas habían conversado durante el desayuno, aunque ella sentía que ya la conocía de toda la vida.

Amelia accedió sin objeción ninguna al intercambio de números de contacto y procedió a montarse en el auto.

-"Nos vemos luego! Que tengas buena noche en el restaurant hoy!...y gracias otra vez!" se despedía Amelia girando su mano con una gran sonrisa que no podía evitar.

-"Gracias! Igual tú!" respondió a la despedida de igual forma que Amelia...con una gran sonrisa.

Luisita iba pensando mientras caminaba a su apartamento, en cómo sucedió todo. Se cuestionaba si parecía una cita, sin ser cita, si habrá ido muy de prisa, si estuvo bien y no pasa nada. Ella dijo "la próxima" así que...quiere verme de nuevo? Estará soltera, casada, divorciada, viuda, buscando pareja, quiere estar sola, le gustarán las chicas? Todas esas preguntas y otras tantas más se estaban acumulando en su mente. Tenía 20 pensamientos a la vez. Lo que sí estaba segura es que esa morena de ojos verdes/miel había causado en ella cositas que no había sentido en otras relaciones.

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Amelia se montó en el auto, y mientras se despedía de Luisita, esa sonrisa de la rubia le provocaba confianza y alegría. El auto continuó la marcha y ella, por instinto, giró hacia atrás para dar un último vistazo a aquella chica tan agradable, amable, alegre, vivaracha y guapa que se quedaba al pie de la entrada del lugar. Vio como Luisita continuó su marcha en sentido contrario. Se giró y comenzaba a ver la ruta de regreso a través de la ventana. No paraba de sonreir y dio un suspiro repasando en su mente el encuentro, las conversaciones, la bendita cuesta.

Hace tiempo no se sentía así, tan a gusto, tan ella, con cosas simples. Todo eso le provocaba ilusión. Sí, esa era la palabra perfecta. Ilusión. Pero cómo sentir eso por alguien que apenas conocía, que no sabe de su vida excepto por lo que hablaron en el desayuno, sus gustos, su forma de pensar, preferencia sexual, su pasado. Por otro lado, el recuerdo de Antonella llegaba sin avisar. En su memoria estaban las últimas palabras que le dijo antes de entrar en coma y no salir de él.

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-Flashback-

-"Me cago en la puta! Que me he quedado dormida y estoy tarde para el cuartel!" dijo Antonella brincando de la cama cual torbellino, llevándose todo de por medio.

-"Mi vida, con calma, por favor! Aparte que anoche eras la que no querías dormir, te recuerdo eh!" le contestó Amelia envuelta todavía entre las sábanas, pues tenía una cita médica de rutina e iba más tarde a su trabajo.

-"Lo se, cariño, no estoy protestando por eso. Es que odio que me pase porque me gusta manejar con calma. Ya sabes que hay cada salvaje en la carretera y tengo que estar alerta porque un accidente en motora no es bonito."

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