Cap. 40 - Tropicaleo

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Luego de que por fin llegara la luz, y de aquella ardiente reconciliación, tomaron una ducha juntas donde no faltaron más besos y caricias. Decidieron ir a la cama ya que había sido una noche bastante extenuante, física y emocionalmente.

Para Luisi la cama de Amelia era como dormir en una nube. Acolchonada, de suaves sábanas, espaciosa, y el lugar perfecto para acurrucarse a ella y sentir su calor.

Ambas se tumbaron en ella, se colocaron de medio lado quedando de frente la una con la otra.

-"Te puedo abrazar?" preguntó Luisi.

-"Claro que si mi vida, no tienes ni que preguntar" dijo acercándose a la rubia sintiendo sus cálidos brazos arroparla.

-"Amor, como se que pronto me regreso, quiero que sientas que en este abrazo te estoy entregando todo. Que cuando pienses en mí o si te sientes sola en algún momento te acuerdes de él. Aquí estaré. Quédate con mi olor, con mi piel, con los latidos de mi corazón en tu oido. Quiero que recuerdes siempre este momento" le decía con una voz muy dulce.

-"Ay no por favor, no empecemos con la lloradera" dijo Amelia.

-"Pero si no te lo digo para que lloremos, sino para que disfrutemos y grabemos estos momentos tan íntimos, tan de nosotras, donde solo estamos tú y yo, en nuestra burbuja de amor, donde reconectamos, donde nos sentimos tan cerca y tan cerca como si nos fusionáramos, así tipo café con leche" dijo sonriendo con lo último que dijo.

-"Pero es que yo soy más de café negro, que hacemos?"

-"Pues entonces como el café negro con azúcar"

-"Pero es que lo tomo sin azúcar ni ningún endulzante"

-"Amelia, podrías fluir cariño?"

-"Sí sí ya ya...es que me encanta como te pones, la desesperación se te brota jajaja!"

-"A mí lo que me brotan son ganas de quedarme aquí, contigo y que se pare el tiempo" decía mientras se acomodaba más cerca si era posible.

-"Gracias por llegar a mi vida Luisi. Gracias por todo lo que hemos vivido en todo este tiempo, aún con nuestras diferencias y distanciamiento. No lo cambio, y no me cansaré de decírtelo" decía mientras dejaba un  suave beso en los labios de la rubia.

-" Awww Amor...te amo. Gracias a ti por estar, por tenerme paciencia, por todo lo bonito del amor que me das. Eres perfecta y te quiero para mi todita por siempre" dijo correspondiendo a los pequeños besos que se daban.

Y entre palabras y frases de amor, mimos y caricias se quedaron dormidas, abrazadas, respirándose.

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Ya era media mañana del lunes. Era un día feriado y Amelia no tenía que madrugar para ir a su trabajo. Luisita se había despertado más temprano de lo usual y dejó descansar a Amelia, pues sabía que venía una semana cargada de mucho jaleo por el caso judicial.

Esta vez fue la rubia, quien haciendo galas de su conocimiento en la cocina, buscó en la nevera y en la alacena los ingredientes para preparar un gran desayuno.

-"Vamos a ver que hay por aquí.." se dijo a sí misma abriendo uno de los gabinetes.

Encontró huevos, harina, frutas, jamón, queso, papas, tomates, sazonadores, entre otros.

-"Hmmm, sale el Luisi Special...perfecto" volvió a decirse.

Buscó su teléfono y puso música muy bajita para no despertar a Amelia, pero tenía que ponerla. Cocinar al ritmo de sus canciones favoritas la inspiraban. El vivir ya varios años en la isla del encanto, la habían "caribeñizado". Le encantaba la música tropical. Mucho bongó, timbales, tambora, congas, bajo, saxo y trompeta. También había aprendido que la salsa lleva una clave rítmica: "pá, pá, pá...papá". Tropicaleo total.

Entre MaresWhere stories live. Discover now