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Luego de irse de la cocina fue a buscar su sorpresa en su habitación, las decoraciones en las que había trabajado desde hacía dos semanas, en serio esperaba que a todos le gustara aquello. Empezó a ponerlas enfrente de la puerta de cada integrante de la familia junto con una vela, la última era la de su abuela pero, debido a un pequeño tropiezo que tuvo cuando su abuela lo llamó, la vela se cayó y quemó el regalo, intentó apagarlo con sus pies (Cosa que logró) y rió con nervios mientras veía a la mujer.

-Camilo ¿Qué estás haciendo?-

-Oh, nada...solo estaba poniendo los regalos que les hice! Estaba por terminar mis tareas, jaja- respondió con nervios, obteniendo una mueca de la contraria al ver el objeto quemado

-Eh...¿Sabes algo, nieto mío? A veces, la mejor forma de ayudar es...hacerse a un lado y no estorbar ¿Si? Esta noche debe ser perfecta, no podemos permitirnos ningún fallo- miró más severamente al adolescente -Ninguno-

-E-entendido- murmuró algo triste, el solo quería ayudar. Por suerte la atención de su abuela se fue a su madre, al verla con una nube gris encima de su cabeza

-Pepa, tienes una nube- avisó

-Ya se mamá! Pero no encuentro a Antonio ¿¡Qué más quieres de mi?!- respondió con desespero la mujer, para seguir con su camino de buscar a su hijo menor

Camilo decidió mejor ir a su habitación, estaba seguro de que su hermanito estaría ahí además de que no quería recibir otro regaño de su abuela. Llegó allí y caminó hasta donde tenía guardado el regalo para el menor, sonrió para si mismo

-Todo el mundo te está buscando hermanito, mamá está con otra nube- dijo, sin recibir respuesta, rápidamente pensó en otra forma de hacerle hablar. Se sentó en su cama y mostró el regalo al hueco debajo de esta -Si este paquete toca el suelo, desaparecerá- avisó -3...2...1~- en ese momento, una mano agarró el paquete, sonrió y se metió debajo de la cama, viendo a su hermanito. -¿Nervioso?- preguntó

-Si- respondió

-No tienes nada de que preocuparte, hermanito. Abrirás esa puerta, recibirás tu don y será el mejor día de tu vida- alentó el mayor -Estoy seguro-

-¿Y que pasa si no funciona? Si sale mal...-

-Eso es imposible, pero en caso de que ese imposible caso suceda, tu te quedarás aquí conmigo....para siempre!- responde con una sonrisa maligna, haciendo reír a su hermano menor -No tienes nada de que preocuparte hermano, todo saldrá bien para ti-

-Jeje- río el infante -Me gustaría que tuvieras una puerta, Cami...-

Suspiró ante eso -¿Sabes? Eso no es muy importante para mí ya, pequeño, no tienes que preocuparte por mi. Porque soy parte de una grandiosa familia, vivo en una asombrosa casa y...tengo al mejor hermano del mundo- respondió abrazando al niño -Y acompañarte en este día al recibir tu don me hará la persona más feliz. Pero si, extrañaré tener al mejor compañero de cuarto y travesuras- luego se eso señaló su regalo para que lo abriera. El contrario entendió su mensaje y abrió su regalo, viendo un peluche de tigre ahí el cual tomó -Se cuánto amas a los animales, así que pensé que sería bueno regalarte algo de tu animal favorito, te servirá para los nervios-

-¡Me encanta!- abrazó a su hermano mayor, sacándole una risa, en ese momento casita puso un reloj frente a ellos avisando que ya era hora de la ceremonia.

-Bien bien, ya vamos- murmuró divertido, pero antes... -Bien, solo uno más!- abrazó a su hermano con fuerza, casita movió sus piso y los sacó a ambos de debajo de la cama mientras se reían. Salieron de la habitación y Antonio se fue más rápidos dejándolo solo, iba a seguirlo pero escuchó a su madre hablar con Alma

Salvaré el Encanto [Camilo Madrigal]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora