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Después de varias horas de consolar al niño, finalmente logró que se durmiera aunque fuera por el cansancio del llanto, lo arropó y salió de la habitación. Su madre estaba hablando con sus hermanas, aunque al verlo rápidamente lo tomó del hombro, oh no, sabía lo que vendría.

—Bruno, hijo, necesito que mires hacia el futuro—

—Mamá ya sabes que no me gusta ver hacia el futuro de la familia—

—¡Es necesario Bruno, esto es por la familia, por el encanto! Lo que pasó hoy...esto jamás tuvo que suceder, la magia nunca había fallado hasta ahora—

—Mamá cálmate— dijo Julieta, sobando los hombros de su madre —¿Por qué no hablamos de esto mañana, eh?—

—No, debo confirmar que...que esto es solo un fallo en...—

—Un fallo en mi hijo ¿Eso ibas a decir?— completó Bruno con molestia, podría permitir que lo atacaran a el, que lo juzgaran a el, pero a su hijo jamás. El silencio de su madre solo le dió la razón

—Mamá es solo un niño! No es su culpa— está vez fue Pepa quien intervino, había una nube sobre su cabeza pero no le importaba

—¿Entonces porque fue él el único en quien falló la vela? ¿Qué haremos? No podrá ayudar de nada en la familia!—

Lo que nadie sabía, es que el infante no estaba dormido del todo y, los escuchaba por completo, aguantándose las lágrimas para no llamar su atención, además no quería despertar a su prima Mirabel que dormía tranquilamente.

"no podré ayudar en nada...no soy más que una decepción" repetía en su mente mientras mas lágrimas salían, soltando un sollozo sin poder evitarlo, rápidamente se tapó la boca pero eres tarde, ya lo habían escuchado

—Mijo...— fue lo único que pudo musitar Bruno, mirando enojado a su madre, con esa mirada dejó en claro que aquí dejaría el tema. Fue con su hijo el cuál se pegó a su pierna mientras miraba a su abuela.

—L-lo siento abuela, y-yo no quería decepcionarte...— habló el niño, eso no rompió más que el corazón de sus tías y su padre, el no era culpable —Y-yo te traeré orgullo! Lo juro— ya no dijo más pues Bruno lo cargó, además que sus sollozos no le permitieron decir más.

—Dormirás en mi habitación esta noche, Cami ¿Te parece?— pregunto el vidente, recibiendo un asentimiento en respuesta. Caminaron en silencio hacia su habitación, durante el trayecto Bruno acariciaba la espalda del infante en busca de calmar su llanto, logrando con éxito su cometido.

Las escaleras no se hicieron tan largas como era costumbre, cuando llegó a la cima donde había una cama de dos plazas junto a una mesita de noche, dejó a su hijo ahí.

—Papá...¿Por qué no recibí un don?—

—No sé hijo, pero no debes torturarte por ello, no necesitas un don para ser especial! Tú ya lo eres sin el—

—Pero la abuela me odia por eso ahora— con eso sus ojos se volvieron a cristalizar

—Oh Nono, claro que no, tu abuela no te odia ¿Eh?, Solo está... preocupada, pero aún te ama— Intentó sonar confiado, pero la verdad es que nisiquiera el lo estaba, esperaba con todo su corazón que su madre no tomara ningún tipo de sentimiento negativo hacia Camilo por lo ocurrido esa noche, ella no sería capaz de menospreciar a su nieto solo por no tenes un don ¿Verdad?. El menor solo se abrazó a su padre, el cual rápidamente correspondió el gesto.

—¿Puedes contarme una de tus historias?—

—Claro que sí! ¿Cuál quieres?—

—La del amor imposible!— y así pasaron la noche, uno contando historias y el otro escuchándolas, olvidando por un momento lo ocurrido horas atrás.

Salvaré el Encanto [Camilo Madrigal]Where stories live. Discover now