Ejemplos de poderes energéticos (1): Víctor Vitreus

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Como suele ser con mis personajes de ejemplo, este es también de uso público. Tomadlo como inspiración o copiadlo y pegadlo en vuestra historia, tenéis mi autorización.

Ejemplo 1: Víctor Vitreus

Desde niño, Víctor admiró la obra artesanal de su padre. Las maravillosas técnicas de soplado de vidrio le fascinaron. Conocía el proceso a todo nivel, y como otros chiquillos leen libros de ilustraciones de animales, Víctor estudiaba con atención los esquemas que mostraban la conversión del vidrio incandescente, la resistencia de los cristales moleculares, los efectos de la rotación sobre la masa vítrea para darle la forma que su padre hubiera decidido. Su padre, por su parte, estaba orgulloso de su maestría en este arte, y sólo de su propio hijo se enorgullecía más. Incluso le dejó ensayar el soplido, con desiguales resultados, pero Víctor nunca se descorazonó.

Las mezclas que practicaba a la masa vítrea bordeaban lo alquímico. Víctor no parecía escéptico en cuanto a nada. Si había una forma de mezclar partículas de hierro en el vidrio, él la encontraba por experimentación. Si se podía imaginar un cristal transparente con la resistencia del acero, Víctor podía soplarlo y luego aplicar técnicas de otras artes, como la forja de acero plegado, para llevarlo a la realidad.

Su sueño era hallar todas las increíbles posibilidades del uso de vidrio, muchas más que las conocidas hoy por hoy. Pero necesitaba obtener un formato de vidrio muy esencial, muy accesible... se preguntó si sería posible sintetizar cristal de las partículas del aire y el polvo atmosférico. Una idea absurda, pero que no escapó del escrutinio de su mente apasionada.

Se dice que el extraño incidente empezó con un ionizador de aire y un filtro de carbono que debia decantar las partículas atrapadas. Mezcla tras mezcla, intento tras intento, en una habitación aislada, Víctor invirtió largos días y noches encerrado, cargando el aire de electricidad estática hasta hacerlo crepitar.

En algún momento, el agotamiento se cobró su precio. Víctor, la mirada borrosa, el sudor de su frente goteando, vio cómo empezaba una mínima, flotante, cristalización en el aire, como una telaraña plateada... y de pronto, un goterón de sudor se desprendió de su frente. En cámara lenta, Víctor lo vio caer, directo al delicado, irreplicable equilibrio químico. Su reacción no tuvo que ver con ninguna clase de razonamiento. Intentó atrapar la gota de sudor al vuelo con reflejos adormecidos por la falta de sueño, los vapores dificultando que calculara bien las distancias.

Las manos del joven artesano se hundieron en la masa vítrea experimental hasta las muñecas.

El doloroso shock ni siquiera le permitió chillar cuando la carne se disolvió por completo, virtualmente al instante, dejando dos muñones cauterizados por el intenso calor en su lugar mientras una piadosa inconsciencia se apoderaba de Víctor.

Abrió los ojos sin atreverse a moverse. Lentamente, bajó la mirada a sus muñecas esperando hallar la evidencia de que su carrera artesanal había muerto para siempre. En su lugar, halló sus manos. Sus nuevas manos. Cristalinas y brillantes y prismáticas, rodeadas de aureolas irisadas según las movía a la luz. El crisol estaba vacío y frío.

Víctor se tomó un par de días para procesar su situación. Se dirigió a su padre, quien le ayudó a probar este extraño estado y averiguar qué consecuencias había tenido. Sin embargo, ambos estuvieron de acuerdo en que ir al hospital era, simplemente, absurdo. Lo ocurrido tenía poco de médico y mucho de desconocido.

Víctor Vitreus puede generar cristal del aire y, con la práctica, ha dominado el arte de moldearlo instantáneamente a su voluntad. En más de una ocasión, ha intervenido en situaciones de riesgo como incendios y  accidentes de coche. Aunque su fuerza es la convencional para un humano, hay poco que no pueda mover un ingeniero diestro como él encontrando la forma adecuada de hacer palanca con sus obras de cristal efímero. El vidrio que produce tiene una duración limitada, pero suficiente para ser un filo, una armadura, un tobogán, un escudo, una llave o cualquier cosa que Víctor pueda imaginar. Y puede imaginar mucho. Incluso, en caso de necesidad, puede lanzar docenas de pequeños triángulos arrojadizos, aunque le desagrada la falta de control que tiene al respecto.

Las manos de Víctor parecen estar hechas de un cristal casi diamantino, virtualmente indestructible, pero flexible y que le permite palpar. Lo ilógico de esta creación suya no se le escapa, y a menudo se ha preguntado si serían de utilidad para alguien sin sus conocimientos técnicos. Cuando empieza a pensar así, sólo puede atribuir a la providencia haber sido escogido para estar a cargo de este poder.

Ayuda para escritores: Creación de superpoderesTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon