Capítulo 3|| "La chica desaparecida"

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Daphne, se encontraba desayunando junto a Piper, cuando recibieron la noticia. Shelby, había sido declarada desaparecida, oficialmente. Sus padres denunciaron que no había llegado a su casa, luego del entrenamiento y como se acostumbra en Eldrid, todo el pueblo se enteró.

—Es muy extraño esto, D. Shelby suele ser muy responsable—le comentó Piper, mientras hablaban sobre el tema.

Además, Daphne había estado sintiéndose demasiado paranoica. No pudo dormir por las noches y sentía que todas las miradas están sobre ella (suelen estarlo, pero esta vez no le gusta la sensación). No tenía evidencia física de aquel chico misterioso, no había vuelto a saber de él y eso la ponía más nerviosa.

Ella sabía que, si investigaban, darían con la verdad.

—¿D?

—Es muy extraño—respondió, volviendo a la realidad—Pero tal vez, salió de fiesta o algo así.

—Ya pasaron varios días, nos hubiera mandado un mensaje, al menos.

—Ya...

No podía mantener una conversación, muy seguida sobre la chica. Las manos comenzaban a sudarle y un indicio de mareo, aparecía. No tardó mucho en disculparse con su amiga y salir de allí. Uso la excusa que su madre la necesitaba en la casa.

Mientras caminaba, giró su cabeza, al menos unas cinco veces. Sentía su sombra, su presencia perseguirla. Y cuando llegó a la plaza del pueblo, vio a varios grupos de adolescentes reunidos, entre ellos los amigos de Tyler.

No quiso tener que saludarlos, así que tomó un atajo. Escabulléndose por una calle, silenciosa y no tan concurrida. Por donde pasaba, la cara de Shelby aparecía frente a ella. Sus padres repartieron panfletos por todo el pueblo.

No se encontraba bien. La situación la sobrepasaba y dudaba en decir la verdad. Al llegar a su casa, se encontró con una escena desgarradora.

—Daphne, que bien que llegaste. Los padres de Shelby quieren hablar contigo.—dijo su madre, que justo se encontraba sirviendo té.

Se quedó estática unos segundos. Vio el rostro de la madre de su amiga y por un momento iba a rendirse, a contar todo, las lágrimas acumuladas en sus ojos y la sonrisa triste que le dio al verla la rompieron. No pudo hacerlo y se acercó a ella.

—Daphne—murmuró la mujer, mientras la estrechaba en un abrazo. La chica, apoyo la cabeza en su hombro y cerró los ojos. Al separarse, la mujer volvió a sonreírle—¿Cómo estás?—le preguntó.

—Como puedo...—respondió, sentándose a su lado en el sofá.

—Queríamos hablar contigo sobre Shelby. Son mejores amigas y sabemos que si cualquiera supiera algo, esas serias tu.

La respiración de la rubia se detuvo, por un momento. Miró a los padres de la chica y pensó que decir a continuación.

—No se nada, de verdad. Si supiera ya lo había dicho, últimamente nos distanciamos un poco.—respondió Daphne, tratando de sonar tranquila.

—Lo noté...¿algo que debamos saber, sobre eso?

—No. Solo problemas de chicas—rió.

—Entiendo...¿por lo menos, viste hacia donde se fue, luego del entrenamiento?

—La verdad no. Lo siento.

—No entiendo que pudo haber pasado, ella siempre llega a tiempo y si sabe que no lo hará, envía un mensaje. No...no sé qué—sollozó y su marido acarició su espalda.—Es una niña lista, tú lo sabes Daphne, no hizo nada malo...

MADNESS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora