En esta nuevo universo basado en el popular manga y anime de Neon Genesis Evangelion.
Shinji y sus amigos volverán a enfrentarse a los temibles Ángeles; sin embargo, no contarán esta vez con la ayuda de las Unidades Evangelion, ya que nunca llegaron...
Shinji observaba al monstruo que tenía enfrente mientras iba devorando el costado de Lilith.
Ya no le eran necesarias sus gafas para contemplar el plano que le rodeaba.
No podía alcanzar a comprender el porqué estaba allí en ese páramo blanco, con la criatura alimentándose de la copia de Rei Ayanami.
El Evangelion se percató de la presencia de Shinji y se giró enseñando el morro lleno de sangre y dientes comparables a los de un tiburón.
- ¿Quién eres? -pregunta Shinji-.
- ¡Yo soy tú! -responde el EVA-.
Sabía que era cierto, pues aunque el sonido de la voz de Shinji no era tan estrambótica, podía palpar algo familiar en ese murmullo.
El monstruo arranca uno de los trozos del tejido de la gigantesca Lilith y se acerca a donde está Shinji para mostrarle la carne recién adquirida.
- ¿Quieres? ¡Está tierna y fresca! -dice el EVA-.
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El joven vomitó por el ofrecimiento que le hizo el Evangelion, trataba de entender todo aquello, pero su mente no entendía lo que estaba pasando.
- ¿Por qué? -pregunta Shinji-.
El Evangelion observa a Shinji mientras se regodea por el sufrimiento del Niño.
- ¡Tú más que nadie debería de saberlo, cuando le pediste al Arcángel su ayuda! -dice el EVA-.
Shinji alza su cabeza para enfrentarse al monstruo de su interior, llorando por el odio que tenía hacia sí mismo.
- ¡Esto no es lo que yo quería! -dice Shinji-.
- ¡Puede ser, pero aquí estamos nosotros!
El Evangelion no se andaba con contemplaciones y agarró a Shinji por la manga de su camiseta para volver a ponerlo de pie sin dificultad alguna. Pues él era el amo de su mente, mientras que el Niño era su vehículo.
- ¡Ahora, come! -dice el EVA-.
Si esto estaba sucediendo o no, era tan real el olor que hasta despedía un aroma mezclado, entre el LCL y la descomposición de un cadáver.
- ¡Ni se te ocurra echarlo o te lo haré tragar de nuevo! -dice el EVA-.
Con una violencia inhumana, el Evangelion obliga a Shinji a masticar la carne fría e incomible del cadáver.
