—Disculpe señorita, su amiga Nat acaba de llegar y se nota... Un poco mal...

Tire de mi sabana para descubrirme y así poder ponerme mis sandalias.

No quería verle la cara a Adriel si venía con ella.

Baje rápidamente las escaleras que ya quería que desaparecieran por tantos escalones que tenía, pero por suerte mi rostro de alivio se hizo notable cuando no vi rastro del tronco que estos momentos ya lo tomaba como una distracción.

—Por fin Dhara, espera, ¿aún estabas en cama? —Frunció Nat.

—Nat no preguntes lo obvio, no ves su apariencia, sin ofensas claro, tu siempre estás hermosa Dharita mía — Félix se acercó a mí rodeándome de brazos.

Nat se veía radiante como si apenas saliera de un largo día de spa relajante, con su caballera azabache como seda y un maquillaje no muy cargado pero ligero para no saturar su rostro. Me note confundida.

—Pensé que te encontrabas mal...

—Oh no querida, solo fue algo que le pedí a tu sirvienta para que vinieras rápido.

—Nat estaba agotada—

—Bueno eso ahora no importa— Nat nos separó para ponerse entre los dos—Hoy haré día de compras para la fiesta de playa y estuve pensado en quedarnos en una de los hoteles privados que mi tío tiene cerca ¿No te parece?

Me separe de ellos y me dirige a Nat.

—Nat sabes que yo no puedo ahora pedir permisos con mis padres ahora y... —Me detuvo.

—Por dios Dhara, hemos hecho cosas peores y no te has negado y ahora que estemos todos no te puedes negar.  —Aclaro regalándome una de sus sonrisas cómplices.

Negar ese era el problema.

No podía pedir más permisos en la cafetería por que ya me dieron mis vacaciones, no podía dejar sola en Dalí en todo eso, y no podía dejar solo a mi hermano, aunque este podría ir conmigo.

—anímate, después de esto ya no pediré molestias o bueno no hasta Halloween —chasqueo la lengua—De mientras que te piensas iré por una botella de agua a refrescarme, este calor me está matando entera  —Aviso Nat dando vuelta para la cocina.

Hasta Halloween, después de eso ya ni sabía si Nat seguiría viéndome como una  amiga o al menos una conocida para ella. Sería como alguien que hecho a la borda por un simple error. 

Y ahora tenía que disfrutar mis últimos momentos con ella porque después de eso nuestra amistad solo quedarían recuerdos entre cenizas...

—Dhara —Me llamo Félix con una mano en el codo — Si no quieres arriesgarte hacerle eso a tus padres, dile a Nat, ella debe entender que no siempre le dirás que si.

Hice una mueca.

—Se lo debo, después de lo que le hice...

Fruncí el ceño.

—¿Qué le hiciste?  —aludió confundió al cambio de tema. Exalte levemente los ojos.

—Ehm yo...

—Mierda —Maldijo de pronto con la mirada hacia atras mio.

Uno de los chóferes de la casa se nos acercó con algo sujeto en manos, no lo alcance a ver por que no había llegara hasta nosotros que  Félix se apuró rápidamente intercediendo a él casi impidiendo que lo viera.

—Oh gracias creo que se me ha... Caído  —Río nervioso.

Fruncí el ceño al notar su actitud tan repentina, me acerca detrás de él y hable.

Amor Por Error ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora