Tres: ''Ya me imagino la boda...''

154 13 6
                                    

Capítulo 3

Suelto un chillido mientras me doy la vuelta, quitándome los auriculares. D está apoyado en la pared, en una pose relajada, pero con la mirada atenta observándolo todo a su alrededor.

-¡Maldita sea, me has asustado! -Me agarro el pecho mientras jadeo. Siento que el corazón me va a explotar.

-Esa era la idea niña pija. -Sonríe mientras se acerca a mí.

-¡Pues menudas ideas se te ocurren, niño idiota! -Antes de que pueda decir nada más, con una de sus manos rodea mis muñecas y me empuja de espaldas contra la cama, quedando él encima de mí.

-¿Qué me has llamado? -Susurra, muy cerca de mis labios, su aliento chocando contra mi boca.

-Niño idiota. -Le digo muy lentamente- ¿Te lo deletreo?

-No me conoces, no tienes derecho a llamarme idiota. -Gruñe él, sus ojos convirtiéndose en dos piedras impenetrables y su boca formando una dura línea.

-Aplícate el cuento, tú tampoco me conoces. -Me debato contra su agarre, pero no consigo soltarme; es demasiado fuerte para mí.

-Las niñas pijas como tú son fáciles de leer. Buena casa, buena familia, buena vida. Todo bueno. -Escupe él, con la mirada llameante.

-¿Y quién te dice a ti que no es una fachada? ¿Que a lo mejor mi vida no es tan perfecta como tú te piensas?

-¿En serio? ¿Una fachada? No me lo creo. Los ricos, aparte de hipócritas, mentirosos. ¿Qué problemas vais a tener vosotros, si lo tenéis todo?

-Escúchame bien, gilipollas. -Ante mi insulto, él abre los ojos como platos e intenta hablar, pero se lo impido.- Has venido a mi casa, y entrado a mi habitación sin permiso, y por la ventana. Me has asustado e insultado, y ahora te enfadas por llamarte niño idiota. ¿Te das cuenta que la situación no está a tu favor? Vete antes de que te deje estéril.

-¿Estéril? No me hagas reír. -Bufa, y suelta una risa despectiva entre dientes.- Eres bailarina, parece que de ballet, eres demasiado débil.

-Otro que piensa que las bailarinas de ballet no tenemos fuerza. -Pongo los ojos en blanco, enfadada.- Apuesto a que no sabes ponerte un pie en la cabeza por detrás de la espalda sin partirte en dos, imbécil.

-Vale, no he dicho nada. -Pasea por la habitación, manteniéndome yo a una distancia prudencial, y acaba su recorrido de nuevo junto a la cama, donde se acaba sentando, palmeando el colchón para que me siente a su lado.

-¿Tú de que vas? ¿Estás en mi casa, y me invitas a sentarme en mi cama?

-¡Pero qué maleducada! Para eso no te digo nada. -Sonríe, mientras se deja caer, cuan largo es, sobre la superficie acolchada.

Aprieto los dientes, furiosa.

-Mira cariño, estas colmando mi paciencia. ¿A qué coño has venido?

-Hmm... directa... esa actitud me la pone tiesa. -Masculla, con la voz más ronca, y agarrándose la entrepierna.

-Ole. -Aplaudo irónicamente- Tenemos aquí al nuevo William Shakespeare de la lírica. Ahora vete a componer poemas y déjame en paz.

-Sé que te encanto, pero no tienes que ponerte celosa cuando estoy con mi chica, ¿sabes?

-Para el carro. ¿Celosa? ¿Me estás jodiendo?

-Sí, si te he visto... -Me guiña el ojo, todavía tumbado sobre la cama.

Tengo que quemar esas sábanas. Se me puede contagiar la estupidez.

Mundos opuestos. (P A U S A D A)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ