Capítulo 9: ¿Qué hay detrás de la puerta?

495 100 69
                                    

Los ojos de Blake me recorren el cuerpo y sus labios se entreabren unos instantes, hasta volver a los míos. Se aproxima a la cama, donde me encuentro. En cuanto sus manos tocan mi piel, se me escapa un suspiro, lo cual lo hace sonreír.

Se aproxima a mi rostro sin borrar su sonrisa, haciéndome creer que va a besarme, pero es todo lo contrario. Sus labios van a mi cuello y sus manos se deslizan con una lentitud agonizante desde mi abdomen hasta mi entrepierna.

Hecho la cabeza hacía atrás, cerrando los ojos y deleitándome con su tacto. Blake abandona mi cuello, sin dejar de mover sus dedos y besa mis labios durante unos instantes, cuando quiero responder, él se aleja, viéndome sufrir por no poder hacerlo y retorciéndome sobre su mano.

Sus labios vuelven a mi cuerpo, pero exceptuando mi cuello, ahora bajan entre mis pechos, recorren mi abdomen, bajan a mi vientre y retira los dedos. Lo miro sintiendo las mejillas rojas y como otra parte de mí lo reclama.

— Vas a ser mi cena está noche, Meg —me dice con la voz ronca por el deseo y la respiración un poco agitada por la excitación.

Antes de que pueda volver avergonzarme, su lengua vuelve a hacer que me retuerza del placer. Sus manos sostienen mis nalgas, acercándome más a él, acercándome más al agonizante placer que me genera.

Me sobresalto al sentir otras manos en mi cuerpo, unas más grandes, que me hacen sentir eléctrica ante su tacto. No puedo darme la vuelta, pero sí ver quién está detrás gracias al espejo que tengo frente a mi cama.

Vincent.

El color almendra de sus ojos es reemplazado por un rojo oscuro y su piel se ve más pálida de lo que es. Su sonrisa deja entrever sus colmillos en su dentadura blanca, pero aquella imagen no me asusta... en estos momentos, me resulta muy atractivo. Más que normalmente. Sus manos acarician mis pechos mientras sus labios besan mis hombros casi con un toque cariñoso.

La lengua de Blake me recuerda su presencia entre nosotros y me recuesto por el torso desnudo de Vincent.

Blake vuelve a subir, ya habiendo termina su trabajo, me sonríe de una forma que nunca antes vi. Las piernas me tiemblan y el corazón va a salirme del pecho en cualquier momento, aunque estoy más hambrienta que nunca, pero no de comida; sino de ellos.

Teniendo a Vincent atrás y a Blake enfrente, ambos mueven mi cabello, dejando mi cuello expuesto para sus besos.

Vincent por el espejo, me sonríe de forma enigmática antes de decir:

— Vas a ser nuestra cena está noche, brujita.

Miro a Blake frente a mí, sus ojos azules se vuelven rojos y su piel bronceada se vuelve mármol; frio y blanco.

Luego siento un dolor indescriptible cuando ambos me muerden el cuello.

Me caigo de la cama, sobresaltándome y golpeándome todo el cuerpo, pero más la cara porque caí boca abajo. Tardo unos segundos en volver a levantarme porque me encuentro un poco confundida, pero cuando lo hago, veo mi reflejo en el espejo que está frente a mi cama y recuerdo mi sueño.

Bueno, tengo que confesar que no es el primer sueño húmedo que tengo donde Blake y yo somos los protagonistas. Sin embargo, sí es el primer sueño donde hay un tercero y más aún donde soy mordida por ellos.

Ni siquiera cuando vi Crepúsculo o The Vampire Diaries soñé cosas así.

Llevo una de mis manos a mi nariz, haciendo una mueca. Me duele. También la frente.

Tal vez Dios me castigó por ser una pervertida con fetiches vampíricos.

Una vez que me doy una ducha y me pongo decente, salgo de mi habitación al cabo de veinte minutos, aún con la cara adolorida y con el sueño en modo repetición. Cada vez que cerraba los ojos, me acordaba de todo; las manos de Vincent, la lengua de Blake, ellos cazándome con cautela como si fuera su presa y luego mordiéndome.

Hasta que comience a arder [EN PAUSA]Where stories live. Discover now