Hasta que comience a arder [EN PAUSA]

Prólogo

Holaaaaaaa, estoy muy feliz de que nos encontremos otra vez en otro mundo literario 💜

Vamos a darle la bienvenida a Hasta que comience a arder, una historia que por fin conoce la luz (finalmente sale de mis documentos de word xd) y también bienvenidos ustedes a un mundo de fantasía, magia, brujas, vampiros, amor, diversión y mucho, mucho drama.

Espero que les den una oportunidad a mis nuevos bebés literarios. Les dejo tres capítulos para que los conozcan un poco, no del todo porque saben como son mis historias. Nunca terminan de conocer a mis personajes hasta el final (inserte risa malvada)

Desde ya les agradezco con todo mi corazón por leer la historia😭💙

Fun fact: el tema de lo sobrenatural (vampiros y brujas) es algo que me gusta mucho desde siempre. Mi principal fuente de inspiración es una de mis series favoritas; The Vampire Diaries. Van a notarlo mucho a lo largo de la historia.

A mis personajes:

Estoy emocionada por escribir sus historias y que mis lectores los conozcan! Por un mágico comienzo 💫🔮

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V.B

-.-.-.-.-.-.-

Un sonido estridente me despierta de forma violenta. Llevo una de mis manos a mi pecho, temiendo que mi corazón salga de mi pecho en cualquier momento.

Miro a mí alrededor, estoy en mi habitación, pero hay una mujer parada frente a mi ventana, esperando de forma paciente la tormenta que se avecina.

Reconozco ese rizado cabello rizado con algunos blancos. Es Merissa Jones, una anciana que es vecina de mi mejor amiga, Holly. Al ver que me desperté, me mira durante unos segundos, indiferente, luego vuelve la vista a la ventana. Los relámpagos iluminan su piel morena durante unos segundos.

Me pongo de pie y voy hasta su lado, contemplando lo mismo que ella. Estamos en mi casa, pero a nuestro alrededor no hay nada. Un paisaje completamente desolado nos rodea.

— ¿Qué está pasando? —le pregunto, confundida.

Un rayo cae violentamente a solo unos metros de la casa. Eso me sobresalta, pero Merissa sigue intacta, sin expresión alguna.

— Lo sabe.

Muevo la cabeza.

— ¿Qué cosa? —pregunto.

Merissa sigue con la mirada perdida en el caos que tenemos enfrente, así que me atrevo a empujar unos de sus brazos para hacer que me mire.

Ella por fin es capaz de verme solo a mí, aunque su mirada sigue vacía.

— ¿De quién habla? ¿Y qué cosa sabe? —pregunto con más dureza, esperando que ahora si responda.

Merissa mira la mano que sostiene su brazo durante unos segundos y aprieta sus labios. Ahora es ella quién me sostiene los brazos con sus manos, pero a diferencia de mi agarre, el suyo parece que va a arrancarme las extremidades.

Está clavando sus uñas en mis brazos.

Intento soltarme, pero no puedo, no es por la fuerza que utiliza, parece ser algo más. Es como si fuéramos dos imanes y de forma inevitable, nos uniéramos.

— ¡¿Qué hace?! ¡Suélteme! —le ordeno intentando soltarme de su agarre, pero es imposible.

El suelo comienza a temblar, las paredes también, como si estuviéramos en un terremoto.

— ¡No puedo protegerte más!

— ¡¿Proteger de que...?! —calor, mucho calor— ¡AAHHHH!

Comienzo a gritar cuando siento que mis brazos arden justo donde Merissa clava sus uñas. El ardor es insoportable, sigo intentando soltarme sin éxito alguno.

— ¡Tienes que encontrarme! —me grita.

De repente, ella comienza a incendiarse frente a mí, sosteniéndose de mí.

Sus gritos de dolor agudos se convierten en algo grave, casi demoniaco. Puedo ver como su piel se incinera frente a mí, volviéndose carbonizada en un instante...

Y despierto.