Odio que no te odio. (Charleimy)

16. El verdadero espectáculo.

Yeimy.

Él se inclinó aún más hacia mí. Sus manos se deslizaron por mi cuello, atrayéndome aún más hacia él y a sus suaves labios. Y, sentí una sensación completamente desconocida. Un extraño hormigueo, que recorría cada centímetro de mi cuerpo. Que poco a poco se iba convirtiendo en unas ganas de querer que ese momento no tuviera punto final.

Fue un beso lo suficientemente duradero, y a pesar de lo mucho que me temblaban los labios, fue maravilloso a su manera. Lo único de lo que estaba segura, era de que, cuando nuestros labios se rozaron, tuve la certeza de que jamás olvidaría ese momento.

Cuando de repente el público explotó. Los fans, eufóricos comenzaron a gritar y aplaudir, haciéndome volver de golpe a la amargada realidad. Y, sentía todo el peso de las miradas, como si estuvieran en mi espalda.

Me separé lentamente de él, aún con los ojos cerrados. Y él hizo lo mismo. A pesar de estar con los ojos cerrados, podía visualizar su sonrisa en mi mente.

Hasta que me atreví y comencé a abrir los ojos detenidamente, aterrada de lo que pudiera presenciar.

El público se podía resumir en una sola palabra: asombro. Todos estaban con una expresión de sorpresa estampada en la cara. Juancho estaba furioso, tanto así que se paró de su lugar y se marchó. No sé precisamente donde, pero se fue. La expresión de Erik, era seca. No daba mucho que decir. Estaba completamente sorprendido y, era difícil de descifrar.

Sonreí. Pero no, no eran de esas sonrisas que te nacen. Sino de esas que fuerzas para que nadie sepa realmente los pensamientos que abundan en tu mente y, los sentimientos que invaden tu corazón. La boca me temblaba, trataba de sonreír lo más natural posible, pero se notaba a mil kilómetros lo nerviosa e incómoda que estaba.

Pero, como Mike era una especie de Ángel de la guarda, que lee mentes. Intervino, desviando el foco de atención, hacia él.

— ¡Bueno, pero que show. Un aplauso para ellos, por favor! —más que aplausos, los fans soltaron gritos. Pasara lo que pasara, al menos tenía la certeza de que habíamos sido un éxito.

Charly entrelazó sus dedos con los míos. Y en símbolo de agradecimiento, nos inclinamos hacia el público. Yo sólo esperaba con ansias el momento de salir de ese escenario.

— ¡Gracias a todos! — dije, para despedirme. Y, por fin me encontraba en un lugar donde no estaba al ojo del público.

— ¡La rompimos, princesa! —comentó Charly. Llevaba una encantadora sonrisa, de punta en punta, lastima que mi expresión no fuera tan alegre como la suya.

— La cagamos, Charly.

— ¿Te gustó? —preguntó, ignorando por completo mi anterior comentario.

Yo le lance una mirada dudosa. Haciéndome la desentendida ante su pregunta.

— Que si te gustó el beso. —me sorprende que a pesar del contexto en el que estábamos, a Charly solo le preocupaba si me había gustado o no.

— ¿Y, eso qué tiene que ver? —hice el intento de evadir su pregunta, pero no sirvió de mucho.

— Contestá. —insistió.

— Pues, no estuvo mal. —no estuvo mal, estuvo excelente. Pero no lo admitirá frente a él.

— Abrámonos de aquí. —dijo tan seguro que por un momento me convenció. Estiró su mano ofreciéndomela, como si fuese un guía.

Quería meterme en su mente y, saber que mierda pasaba por allí en este instante. Pero él era tan indescifrable, era una completa caja de sorpresas. Esperas algo y, te sale todo lo contrario.