Capítulo 16: Laila

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—¿Todo el día? ¿Qué hora es?—pregunto poniéndome de pie.

—Las dos de la tarde.—responde y hace una mueca al comprobar que, realmente, hemos pasado el día entero ahí dentro—Ven, vamos a almorzar.

—Está bien.—respondo tomando una toalla de las estanterías—¿Vienes con nosotras?—le pregunto a Ryder mientras me acerco a Mad.

—No. Tengo cosas que hacer.—responde y se pone de pie para apagar el reproductor.

En ese momento Mad y yo cruzamos miradas y ambas sabemos lo que la otra está pensando. Irá a encontrarse con esos dos chicos.

—Vámonos, estoy muriendo de hambre.—me dice Mad tirando de uno de mis brazos hacia la salida.

Me detengo en la puerta y giro sobre mi misma para observar a la persona detrás de mí.

—Feliz cumpleaños Ryder.—digo con una pequeña sonrisa.

Él gira su cabeza en  mi dirección, hace una mueca y asiente en forma de agradecimiento. Tengo la intención de acercarme a él, darle un abrazo o al menos un apretón en el hombro pero antes de que pueda siquiera considerar una de todas las opciones en mi cabeza, Mad me empuja fuera de la habitación.

—Vamos, ve a ducharte. Tengo grandes planes para hoy.—dice metiéndome al baño.

Luego de unos segundos Mad vuelve a abrir la puerta y me lanza algo de ropa a la cara, ordenándome que me de prisa.

Luego de bañarme en tiempo record, ya que  Mad no paró de gritarme desde fuera del baño, me metí en mis viejos jeans desgastados y pasé mi sudadera de Mike Wazowski por mi cabeza. Al salir del baño me encuentro a Maddison saliendo de mi habitación con un par de bolsas de basura.

—Uhm… ¿Qué estás haciendo?—digo acercándome a ella.

—Tirando… algunas cosas, ya sabes, es bueno hacer un poco de Reiki… para cambiar las energías… y… todo ese asunto…

—¿Te refieres al Feng shui?

—¡Sí! Eso, eso es a lo que me refería…—me responde algo nerviosa, es muy obvio que está tramando algo.

—Oh… me parece bien, gracias…—digo sonriendo.

Al ver que está distraída, de golpe le arrebato una de las bolsas y me alejo mientras ella me sigue desde atrás, intentando detenerme. Al abrir la bolsa siento mi mentón rozar el suelo, ésta está llena con mi ropa. Miro a Maddison con los ojos como platos, sin poder articular palabra.

—Por favor, no me mires así.

—¿Estabas a punto de tirar mi ropa?—digo sin salir de mi asombro.

—Creí que querías cambiar…

—Claro que sí. Pero no puedes tirar toda mi ropa sin decírmelo, Maddison.

Pagaran por lo que hicieronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora