Él es genial, un ser humano como todos que tiene defectos pero eso no le quita lo magnífico que es. No quiero no merecerlo. Quizás esté yendo demasiado lejos, quizás solo seremos un "por un tiempo" y después no sabremos nada más del otro, pero aún así quiero hacer las cosas bien.

El celular de Hannah sonó 4 veces seguidas, sin embargo no respondió, lo único que hizo fue colocarlo en silencio. Aún las vibraciones de mensajes se sentían.

—¿Quién te escribe tanto? —le miré.

—Mi mamá—

—Tu mamá está en la habitación de al lado, si quisiera decirte algo solo viene  —la interrumpí. Eso era su privacidad pero al menos me gustaría que me dijera "no quiero contártelo aún" no que mintiera.

Noté como su expresión se contrajo como si quisiera llorar o algo parecido. Antes de que pudiera decir algo se levantó. Una mueca de confusión pasó por mi rostro de inmediato.

—¿Estás bien? —mi mente se nubló de los días anteriores donde ella no parecía estar como decía: genial.

Me preocupaba.

—Sí. Voy al baño —y se esfumó por la gran puerta blanca que daba salida a su cuarto.

Ese día no volvimos hablar del tema porque ella me daba a entender que no quería, solo salimos a comer. Esperaba que en algún instante me dijera que le pasaba.

[...]

¿Desde cuándo los debates escolares se me habían vuelto tan aburridos?

Antes solía tener entusiasmo por hablar con alguien de un tema en específico, tener opiniones diferentes y al final: yo tenía la razón, siempre.

Pero ese era el problema.

Siempre era igual.

Mi vida se había convertido en un patrón, lo mismo cada vez, nada nuevo. Esforzarme para sentir satisfacción al tener la atención escolar de muchas personas sobre mí se había convertido en algo cotidiano. Cansaba tener que pretender algo que no eres, no te sientes tú.

No digo que en la preparatoria tenga otra personalidad a la que tengo relajada y sin tanta presión. Solo siento que me esfuerzo demasiado.

Eso tendrá frutos más adelante, pensemos positivo.

—Tessier, ¿Quiere añadir algo más? —La profesora Harrinson me motivó a participar. Estábamos en la biblioteca, hablando sobre un libro de romance tóxico y cómo podría tener impacto en los adolescentes.

Negué con una pequeña sonrisa.

—A mí me pareció que el romance estaba muy bien construido, muchas escenas se me hacían tiernas —intervino una chica rubia dos años menor que yo, no recordaba su nombre. Tenía un acento poco usual aquí que no podía identificar. 

—¿Tiernas? —cuestioné con los ojos abiertos por la naturalidad con la que lo decía—. En la sinopsis dice que el libro no debe ser romantizado, es violencia de género. No es tierno —le enseñé la parte trasera de dicho libro.

La chica apretó los labios y bajó la mirada al libro, quitandolo de mis manos.

—Es ficción, lo sé, pero eso no quita que sean casos de la vida real. El protagonista es un agresor machista. —Mis brazos se acordaron sobre la mesa marrón y mi rostro se apoyó en mis manos.

Leah rodó los ojos. Suspirando me pasó por un lado—. Ya vas a empezar.

—Estela tiene razón —la rubia observó a Leah mientras relataba—. Dudo que te hayas leído el libro.

Un beso bajo las estrellas ©✓Where stories live. Discover now