No tengas miedo, sabes que puede terminar peor si no lo dices.

Recosté mi cabeza lentamente sobre su hombro.

Tragué—. Si te digo, ¿Llamarás a mi mamá?

—Sí.

Fruncí el ceño en un puchero de fastidio.

—Axel...

—Depende —consideró.

No quería que le dijera, no ahora.

Y entonces, esa noche le conté todo. Sabía que no tenía caso guardarme eso en secreto cuando él ya sospechaba que algo andaba mal, Axel es demasiado inteligente y si no lo decía ese día de alguna u otra forma sabría la verdad en cualquier momento.

Su reacción fue exactamente como esperé, parecía un padre protector.

Suspiré masajeando mi sien mientras él caminaba de un lado a otro con las manos sobre la cabeza.

—Cálmate, ¿Quieres? Me estas desesperando.

Resopló con sarcasmo e ironía.

—¿Desesperando? Acabas de decirme que un psicópata te acosa, Estela, ¿Cómo esperas que reaccione?

Axel tomó su teléfono de la mesa en el centro de la sala y mis ojos se abrieron de par en par.

—No llames a mi madre, no quiero preocuparla...yo le diré cuando llegue.

Una sonrisa dulce se formó en sus labios pero luego se desvaneció.

—¡Claro! Si es que él enfermo no te mata o secuestra antes.

¿Quieres a alguien que te dé ánimos? No dudes en contactar a Axel Davies.

Baje la mirada a mis manos que jugaban nerviosamente sobre mi regazo.

—¿Desde cuándo? —lo sentí acercarse.

—Casi 5 meses.

—5 meses —lo escuché murmurar—. ¿Sabés a quién podemos llamar, además de tú madre? —hizo un ademán de teléfono.

—¿A quién? —curiose.

—A la policía.

Hice una mueca.

—Lo tengo bajo control —intenté calmarlo.

La nariz de Axel se frunció, me miró con lástima y negó seguidamente con la cabeza. Odiaba que me mirará así, como si fuera estúpida.

—No.

—Sí.

—Que no.

Mis manos se apretaron en puños.

—Que sí.

Silencio.

—Carajo, Estela. Deja de querer solucionar todo por tu cuenta, sola. Ni siquiera puedes arreglar tu vida, deja de ser tan ingenua.

Lo intentaba...

—Buenas noches y, piensa mejor —eso fue lo último que escuché de él en la noche, antes de irse a su cuarto y apagar las luces.

Quizás era demasiado sensible para que eso me doliera pero, de verdad lo intentaba. No había estado yendo a terapia por más de 4 años para nada. 4 años y se siente como si no hubiera avanzado nada desde aquella vez.

¿Había mejorado? No quería que todo mi proceso se fuera a la basura.

No iba a llevarle la contraria porqué Axel tenía razón desde cualquier punto de dónde lo vieras. Yo estaba actuando mal al guardarme cosas como esas cuando sé lo mal que pueden terminar.

Un beso bajo las estrellas ©✓Where stories live. Discover now