Género: Bl, Gl, fantasía, aventura
La familia Madrigal parece no ser la única con dones.
¿Quiénes serán aquellas personas que dicen ser iguales?
-Historia oficial en la plataforma de Wattpad.
-Los personajes no me pertenecen, a excepción de mis oc's...
A primera hora de la mañana la familia Madrigal se encargaba de hacer lo que mejor se les da.
Julieta orneaba tortitas de queso, en caso de que sus suposiciones sean ciertas y haya un desacuerdo. Y en caso de que hubiera heridos debía de alimentarlos con su comida. Lo más rápido de cocinar y de obtener grandes cantidades era lo que le daba de comer a Maribel cuando se lastimaba.
La hija mayor hacia crecer cactus alrededor de la casa, junto con grandes árboles que impidieran la entrada a la vivienda. Y con ayuda de Luisa crearon trampas de respaldo. La chica musculosa cavó infinidades de pozos, que fueron recubiertos por su hermana con flores, haciéndolo pasar como decoración.
El menor de todos le comentó a sus amigos tucanes la actual situación, si se enteraban de algo ellos le avisarían. Mientras tanto, hacía lo mismo con los otros animales, quienes sin dudar le ayudarían en lo que fuese.
Pepa guardaba sus emociones para el momento de la confrontación, cosa que si explotan sus emociones sean más fuertes.
Camilo, Bruno, Agustín y Felix fueron a hablar con el pueblo, se dieron cuenta que los habitantes de Encanto estaban nerviosos al ver a la familia Madrigal actuar tan raro.
Los reunieron a todos en un solo lugar y les contaron lo que estaba sucediendo. A sabiendas de que cada profecía del poseedor del don de ver el futuro se cumplía le creyeron al instante. Para asegurarse de que estuvieran a salvo, les indicaron quedarse dentro de la iglesia del pueblo y no salir por ningún motivo el día que vendrían sus visitantes.
—Ahora que lo pienso, abuela, ¿cómo cruzarán las montañas "incruzables" que cubren el valle? —
—No lo sé, pero lo averiguaremos —subieron las escaleras y se detuvieron en la habitación de la chica con lentes.
—¿Mi habitación? ¿Por qué estamos aquí? —Dijo viendo la puerta de madera.
—Como futura protectora de Encanto y de Casa, esconderemos la vela en tu habitación para que la protejas —explicó —además ellos no saben que Casa ya no es mi responsabilidad, sino de una chica de dieciséis años. Nadie sospecharía—
—¡Oh! Eso tiene sentido. Pensarán que la tienes tú y si la llegan a querer la buscarán en tu habitación —habló uniendo cables.
—Exacto Mira —
Abrieron la puerta y se adentraron al cuarto. Necesitaban un lugar donde esconderla.
—Espera, no creo que ellos sepan que el milagro está en una vela —pensó
—No nos arriesgaremos —
—Pero a veces el mejor escondite es el que está a la vista, abuela —intentó convencerla
—No lo sé —
—¿Qué tal esto? —rebusco en uno de sus cajones un portavela— Así nadie se dará cuenta de que esa vela es especial, solo pensarán que es una normal y corriente para alumbrar —con cuidado la colocó sobre su mesita de luz.
—Bien, pero ten cuidado de quien entre aquí —advirtió con suavidad, viendo que no convencería a su terca nieta.
—Claro que sí —sonrío, su abuela le dejó una gran responsabilidad y ella no la iba a decepcionar. Se aseguraría de proteger a Casita y a Encanto.
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