Capítulo 7: Nuevo comienzo, misma vida.

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— No —me corrige River con calma, elevando su dedo índice— Casi una semana.

Ay, Dios. Mi padre va a matarme por desaparecer una semana.

Eleanor sonríe forzadamente.

— Te-tengo que irme.

Me levanto de la cama y salgo de la habitación con Eleanor pisándome los talones.

— Pero no has comido nada... Necesitas alimentarte.

Tengo cosas más importantes que mi alimentación en estos momentos. Por ejemplo, ¿Qué diablos le voy a decir a mi padre?

"Perdón por desaparecer, pa. Estuve inconsciente porque acepté los poderes de una bruja poderosa y bueno, ahora soy bruja. Pase la semana en la casa de los vecinos de enfrente, ellos son vampiros. Déjame darme un baño y te cuento con más detalles."

Definitivamente tengo que inventar la mejor mentira del mundo.

— ¿Estás segura de que no quieres que prepare algo?

La pregunta de Eleanor hace que entorne los ojos, pero como está detrás de mí, no lo nota.

— Estoy muy segura, Eleanor —contesto entre-dientes.

— ¿Ya te vas? —suena decepcionada— Tengo tantos hechizos por enseñarte, sus historias y creadoras, obviamente. ¡Ay, estoy tan emocionada!

Volteo para verla. Ella sonríe, sin dudas demostrando lo que sus palabras afirman. Su expresión de niña ilusionada por un regalo de cumpleaños hace que mi corazón se encoja un poco, solo un poco, y evita la mande al diablo.

Siento que voy a morir de los nervios. Creo que el ser bruja es lo menos importante de mi vida ahora. Mi principal interés es ¿Con qué diablos voy a encontrarme cuándo atraviese la puerta de mi casa? Oh mejor dicho, ¿Cuántos autos de policías estarán frente a mi casa? ¿Salí en los noticieros? ¿Kristine vino a fingir ser una madre preocupada por su hija? ¿Mi padre llamó hasta al FBI?

Ay dios, él va a estar furioso.

Cuando abro la puerta principal puedo ver como el frente de mi casa está completamente vacío. Me sorprendo y preocupo (también decepciono) al encontrar mi casa como siempre. El auto de mi padre ni siquiera está estacionado fuera.

— Ni siquiera hemos discutido...

— Eleanor —le interrumpo. Ya me está sacando de quicio— Lo hablamos después.

Parpadea sorprendida.

— Está bien.

No le permito volver a recargar sus energías de insistencia y salgo de la casa. Cruzo la calle sintiendo asco por pisar el asfalto descalza. ¿Dónde diablos dejé mi celular? Meto la mano en uno de las masetas que está cerca de la puerta principal para sacar la llave de repuesto, porque no sé dónde dejé la mía.

Al adentrarme a la casa, llamo a mi padre, más preocupada que extrañada. Son las siete de la tarde. ¿Qué hace mi padre afuera a esta ahora? Normalmente ya está cenando o mirando televisión.

— ¿Papá?

Apenas contesta espero por sus gritos, maldiciones y advertencias de castigo.

Hola hija, ¿Cómo va todo?

No hay gritos, ni preocupación, ni maldiciones Suena calmado tanto que me desconcierta. ¿Marqué bien?

— Acabo de llegar a casa —contesto extrañada— Yo... puedo explicarlo. Verás...

Hasta que comience a arder [EN PAUSA]Where stories live. Discover now