Kirai ja Nai (Yullen - Yaoi)

III

Un día más se dirigía a su aburrido trabajo sin pegar el maldito ojo en toda la noche ¿La razón? Un muchacho llamado Kanda Yu que invadía sus sueños apenas al intentar dormir. ¿Quién demonios es ese sujeto? No sabía quién era, pero sabía su nombre porque siempre lo llamaba jadeante, sudado y excitado. El solo recordar sus sueños  le sonrojaba bastante haciendo que algunas personas lo voltearan a ver.

Bien, ¿Cómo era posible excitarse con un hombre que ni siquiera conocía su rostro? Sabia su nombre si, sabía que tenía una bella y larga cabellera, también, pero jamás pudo ver su rostro, al menos no con claridad. No recordaba  meterse con un hombre, joder, su única relación había sido con la mujer que ahora está casado, siempre había estado sumergido en sus estudios, nunca salió a fiestas ni a ningún evento que pensara que sería una distracción, habiendo solo una excepción, la graduación de la Universidad, donde conoció a Lenalee.

Lenalee era la persona más sincera, dulce y carismática que había conocido jamás, o más bien la única persona que conoció; Ese día al entrar indeciso al salón se topó con ella y todas sus preocupaciones se fueron al demonio en cuanto vio aquella sonrisa.

Hubo conexión de inmediato, intercambio más palabra con ella en una sola noche que las que había dicho en toda su vida universitaria.  Y al cabo de unos meses iniciaron una relación, y tras 2 años decidió que ella era esa persona con la que compartiría toda su vida, y le pidió matrimonio. Lena, como le llamaba Allen, acepto de inmediato y sin duda alguna ese había sido el día más feliz de su vida, claro después del día que se fue su boda.

Aun así sabía que el mismo estaba llevando su matrimonio a un barranco, su vida sexual con Lena era nula, no existía, Allen era virgen ¡Asus veintiocho años de edad! Y no porque él quisiera que fuera así, sufría una disfunción eréctil, Lena se lo tomo bien y con un simple "Yo no estoy contigo por eso"  siguieron sus vidas juntos, a pesar de todo y sus enormes ganas de tener hijos de los dos.

Entonces... ¿Por qué todas la mañanas se levantaba con una erección en sus pantalones después de tener ese sueño, o mejor dicho, pesadilla? Jamás haría cosas como esa, parecía, no, era masoquista, a pesar de todos los golpes que recibía él iba y lo buscaba casi suplicaba que estuviera ahí  y aquel chico de sus sueños le hiciera suyo de la forma más violenta que podía; sin embargo el sueño que tuvo esa noche fue diferente.

Esta vez no tuvo el típico sueño erótico. Le dejaban, a pesar que el repetía y rogaba una y otra vez que no se fuera, se marchó y no regreso más, y de cualquier forma, su corazón hecho pedazos mantenía una esperanza de que Kanda volviera y lo reparara.

Que tonto fui, pensó Allen, a pesar de ser solo un sueño el albino lo sentía de lo más real y le dolía bastante ¿Por qué? Se repetía dentro de su cabeza, sabía que le estaba dando bastante importancia al asunto pero simplemente no podía sacarse de su mente aquello. Era como si esos sentimientos realmente existieran.

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Al fin había llegado a la oficinas donde actualmente laboraba, sinceramente no era el mejor de los trabajos pero con lo que ganaba era más que suficiente para Lenalee y él; estaba un poco vacío, le echo una vista a su reloj de mano y era bastante extraño que apenas no más de seis personas se encontraban en el lugar pasando ya diez minutos desde que empezaba el turno de la mañana.

—Walker — lo llamo Howard Link que se posiciono frente a su escritorio.

—Link ¿Qué sucede? — Aquel sujeto muy rara vez se veía por ese espacio, siendo el asistente del jefe tenía que estar pegado todo el tiempo a este, a menos que tuviera algo urgente que decir a los demás trabajadores.

—El jefe  Lvellie necesita hablar contigo —Sin más que decir, Link dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la oficina del jefe.

Allen lo miro extrañado pero inmediatamente lo comenzó a seguir, algo en su interior le decía que no serían buenas noticias.