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El placer…el placer y el dolor eran sentidos que ya no pasaban por su mente y cuerpo. Sabía que quizá al día siguiente sentiría los estragos de la noche tan agitada que estaba teniendo. Pero por ahora no sentía más que el estrepitoso movimiento detrás de él.

Ya no le importaban los golpes a mano abierta que recibía a lo largo de  su espalda, él se dejó hacer todo lo que el chico de cabellos largos quisiera.

Comprendía que quizá un largo mes de inactividad sexual podría ser desesperante ¡Diablos! Hasta para él lo había sido, pero no pensó que pudiera afectarle tanto a su “compañero”.

Ya había perdido la cuenta, ya no se molestaría en contarlas, el solo quería que terminase ya; algo que odiaría eternamente de Kanda, serian esas ganas insaciables por querer estar dentro suyo. Con suerte si dejaban un día libre al siguiente serian al menos cinco veces ¿Cómo sería la situación si hay un mes de por medio?

El líquido caliente lo inundo por última vez, Kanda saco su miembro y se dejó caer a la espalda del albino, sabía que quizá se había pasado un poco con Allen y pudo haberlo lastimado pero para el en ese momento esa de menor irrelevancia.

Se acomodó a lado del chico albino, cubriéndose con las cálidas sabanas dedicándose a dormir.
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El ruido de la puerta lo despertó decidió ignorarlo y volver  a dormir pero el maldito ruido lo seguía molestando. Al fin se levantó tomando la sabana para cubrirse importándole menos si Allen quedaba totalmente expuesto.

Abrió la puerta apenas lo suficiente para ver a la china detrás de ella.

-¿Qué quieres? – dijo de mala gana Kanda, no sabía hacerlos de manera diferente.

-¿Kanda? Bueno yo…necesito hablar con Allen-kun

El chico le dirigió una severa mirada para después cerrar la puerta sin decir nada.

Iva a despertar a su amante, pero su ceño fruncido se ablando un poco al ver que la entrada del albino se encontraba completamente llena de sangre, al igual que el colchón, inmediatamente acudió a este para despertarlo, ya había pasado antes pero no tan el exceso.

-Moyashi – llamo Kanda – despiértate, Moyashi – más sin embargo no hubo reacción de este.

Al ver que el cuerpo del albino se encontraba bañado en sudor coloco una mano en su propia frente para después colocarla en Allen, estaba hirviendo.

- Mierda – exclamo Kanda, con un deje de preocupación.

Prontamente el joven asiático tenía su ropa puesta y Allen enrolladlo en sabanas, siendo cargado como costal de papas.

- ¿Kanda? – se escuchó desde el exterior de la habitación.

Por un momento olvido completamente la presencia de Lenalee fuera de la habitación.

Con dificultad abrió la puerta, sacando consigo el cuerpo de Allen, preocupando de inmediato a la china.
-¿Qué sucede…? – pero Kanda paso de ella, ignorándola totalmente dirigiéndose a la enfermería lo más rápido posible.

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La presión que sentía en su piernas lo hizo despertar, bastante relajado para su propio bien, no tenía sensación de nada, solo sentía lo cálido del cuerpo enzima suyo, lentamente coloco su mano en la larga cabellera acariciando con el más suave movimiento, no quería despertarlo, quería disfrutar un poco más de su calidez.

- Yuu – pronuncio en un murmullo.

Para su mala suerte Kanda comenzó a despertarse haciendo que fingiera dormir.

El calor que sentía en sus piernas fue removido, para después escuchar el rechinido de la silla. Por un momento Allen pensó que Kanda se había marchado  al oír la puerta abrirse y cerrarse pero supo que estaba equivocado al escuchar la voz de Komui.

- Ve que aún no ha despertado – dijo Komui casi en un susurro – bien, aprovechare para hablar contigo, Kanda

- ¿Qué es? – pregunto Kanda con su ya típico tono

- Aléjate de Allen – sentencio el mayor, con el tono más severo que había escuchado salir de aquel sujeto.

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