CAPITULO VII: Hacia la casa de los abuelos.

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Me encontraba en mi habitación, acomodando las cosas que llevaría a casa de mis abuelos, todos los regalos de navidad. Después me arreglé muy bien para ir a verlos.

Cuando digo «me arreglé muy bien».

Quiero decir, me bañé y me peiné.

Me puse la ropa más cómoda y abrigadora que encontré de primeras, seguía haciendo un frío muy intenso.

Bobsy ¿Podemos pasar?.

¿Ya les había dicho que Lilian me llamaba Bobsy?. No, bueno, ahora ya lo saben.

No recuerdo desde cuándo me llama así, ni el por qué lo hace.

—Adelante mencioné.

Supuse que cuando dijo «¿Podemos pasar?» se refería a ella y mi prima Isabella.

Pero no fue así...

—Hola... Bobsy —me dedicó uno sonrisa de boca cerrada.

Puse los ojos en blanco. Y creo que ya se imaginan de quién se trataba. Si exacto mi queridísimo vecino, Steven Berry.

—Hola —dije, restándole importancia y seguí acomodando lo que llevaría, en mi mochila —. Ah, por cierto, tú no tienes permitido llamarme Bobsy.

—Como tú digas —levanto las manos en señal de rendición.

—Muy bien.

—Creo que su relación como vecinos es como de amor-odio —comentó mi prima.

La fulminé con la mirada. Steven me miró y solo emitió una pequeña sonrisa, parecía pensativo, porque al reírse no fue una sonrisa de alegría, sino una que parecía melancólica, luego meneó la cabeza y se dedicó a observar mi habitación.

Lily solo sonrió de manera inocente al ver mi cara.

—¿Cómo vas con todo? —preguntó ella, mirando la mochila llena de cosas.

—Bien, ya está todo acomodado —finalicé cerrando la mochila, y me la llevé al hombro.

—Bueno podemos ir...

¡Lilian ayúdame! —era mi su hermana, que la llamaba desde la sala.

—¡¿Qué quieres!? —gritó.

—¡el cierre de mi chamarra se atoró con mi cabello! —informó —¡Ayúdame Lilian por favor¡.

Lily suspiró hondo y nos miró a Steven y a mi.

—Voy a ayudar a esa loca, nos vemos abajo —salió corriendo de mi habitación.

—¿Qué te falta? —me preguntó el chico.

—Solo mi teléfono y otro abrigo —dejé la mochila en el piso, me giré y avancé a mi clóset para sacar un abrigo, agarré mi teléfono y lo metí al bolsillo de mis pants —. Ahora sí, lista —dije.

Al voltear vi que Steven estaba sentado en mi cama, en una de las orillas al lado de la mesita de noche.

Avancé hacía él, porque no podía ver su cara, ya que estaba de espaldas a mí.

Me quedé helada, cuando vi que sostenía una foto entre sus manos.

Él me miró.

—¿Quién es ella? —preguntó.

—¿Sabías que ahora mismo estás invadiendo mi privacidad?.

Él solo frunció el ceño, y me sonrió, está vez de la manera real en qué siempre sonríe.

Demasiado Cerca De Las EstrellasWhere stories live. Discover now