5. ¿Y tu nombre es...?

50 11 3
                                    

Cuando me sugirió que se lo contara, abrí mucho los ojos, pero cuando digo mucho es mucho mucho, casi se me salen de las cuencas. Suspiré bajito y miré hacia el mar para calmarme. Le eché un vistazo rápidito, así de reojo, y un montón de burbujas me subieron por el esófago creando una sensación de náusea. Pero de nervios, no de vómito. Este hombre no puede darle ganas de vomitar a nadie. Estas cosas solo me pasan a mi, esta clarísimo.

Me eché el pelo hacia atrás para quitarmelo de la cara y empecé a decir, en voz baja:

—Ahora que lo pienso, no creo que fuera buena idea que me acostara con Hugo. Párame cuando te aburra.

—¿Quién es Hugo? —murmuró dándole una calada al cigarro que casi ya se había consumido y después lo enterró en la arena.

Cogí aire una vez más y cuando quise darme cuenta ya había salido el sol y le había contado toda mi vida a un chico que ni siquiera se su nombre.

Ahora estamos callados mirando el mar, pensando cada uno en sus cosas. Es cómodo estar así con alguien. Lo malo de esta situación de silencio, cuando llevas casi un dia entero sin dormir, es que se te escapa un bostezo del sueño que tienes.

—¿Tienes sueño? —me pregunta bajito y yo asiento.

—Llevo un día entero sin dormir —le explico.

—Y entonces..., un momento, ¿cómo has dicho que te llamas?

—No lo he dicho —Sonrío, no me había dado cuenta y él tampoco—. Giselle. ¿Y tú?

—Leo.

—Bonito nombre.

—Gracias. El tuyo es raro.

—Lo sé. Gracias —digo y sonrío contagiando a él también mi sonrisa.

—Y entonces, Giselle —y cuando dice mi nombre estoy a punto de regalarle mi sujetador—, ¿dónde vas a dormir esta noche?

—Es de día —digo señalándole el sol.

—Qué quisquillosa.

—Ya ves. Pues tenía pensado ir al hotel a probar suerte.

Sí, también le he contado porque estoy aquí. Os lo he dicho, le he contado casi toda mi vida a un desconocido pero ¿sabéis que? A veces es más fácil contarle tus problemas a una persona que no conoces que a una conocida, supongo que porque, al no conocernos, esa persona nos ve como somos, sin idealizaciones y autoengaños. Es liberador.

—¿Quieres venir a casa? No es muy grande pero puedes dormir en la cama y yo en el sofá —ofrece y yo estoy dando saltitos mentalmente, es que es muuuuy guapo.

—No, no quiero molestar. Una de mis amigas me dijo que me dejaba dormir con ella...

—¿Prefieres molestarla a ella pero no a mi?

—Si —asiento.

—No seas pava, venga. Si el problema está en que no te fias, te doy todos los datos que tú quieras de mí para que le envíes un mensaje a una amiga y me pueda encontrar por si te pasa algo.

—Venga —le digo abriendo Whatsapp, aunque confíe en él y no me haga falta, para enviar un mensaje al grupo para explicar lo que me ha pasado y con quien estoy.

—¿Nombre completo?

—Leo Reyes Sanz.

—¿Edad?

—Veintiocho.

—¿Fecha de nacimiento?

—Veintiséis de mayo de 1993.

Todo empezó en IbizaWhere stories live. Discover now