Ella apenas y levanto la vista para tomar los papeles y una vez que estuvieron en su poder volvió a hablar mientras escribía algo en ellos.

—Está ocupado entregando documentación a la policía militar.

Asentí dejándole saber que había escuchado.

—Ya veo, ¿y no tienes nadie más a quien pedirle que te ayude? —pregunté haciéndole ver lo obvio.

Se detuvo.

—¿Eso fue una queja? —preguntó levantando una ceja.

—No es que esté siendo de mucha ayuda escuchándote hablar —respondí tocando los pétalos rosados de la flor con delicadeza, no pretendía dañarlos simplemente la suavidad de ellos era bastante inesperada al tacto, así que decidí prestar toda mi atención a aquel objeto extraño a mi alcance.

Sentí su mirada sobre mi pero la verdad es que ahora mismo esa cosa en mis manos era más interesante que la explicación que me daría de porque yo era el mejor remplazo de Moblit que había podido encontrar.

—Siempre eres de ayuda, no importa lo que estés haciendo —respondió pasando a mi lado mientras me dedicaba una sonrisa.

Solté un gruñido, aquello había sido un comentario muy raro de su parte, como siempre.

—Claro, como digas —mencioné.

Y la seguí, atravesando el cuartel general, ella continuaba anotando cosas en los documentos que llevaba entre sus manos, prestando poca atención a donde se dirigía, era tan extraño verla hacer todo tipo de tareas mientras me hablaba de sus experimentos y observaba a su alrededor mientras nos dirigíamos al lugar donde se guardaban los archivos para verificar las estadísticas de avistamientos de titanes en los últimos dos meses y que según ella le servirían de pauta para poder hacer especulaciones más certeras en  nuestra siguiente expedición, todo aquello lo realizaba de forma tan sencilla como el respirar.

Pensaba en lo buena que era manejando diferentes tareas de forma simultánea mientras mi mirada se perdía en los pétalos de la flor. 

—¿Qué te parece su olor? —preguntó desde detrás de un par de cajas.

Levante la mirada, y solo pude ver su enmarañado cabello moverse de un lugar a otro mientras sacaba documento tras documento de un estante.

—¿Cómo? —pregunté confundido.

La observé esperando una respuesta mientras ella revisaba los papeles entre sus manos.

Suspiró, dejando de mirar el documento y lanzándome una expresión de mal humor, a continuación señaló el objeto entre mis manos.

—La flor, Levi —dijo rodando los ojos como si fuera lo más obvio.

Dejé de mirarla para observar aquella pálida cosa.

—No lo sé —dije pensándomelo un poco.

—Solo hazlo —respondió volviendo a su documento.

Me sentí contrariado un momento porque no es que hubiera tenido mucho tiempo para poder olfatear flores desde que llegue a la legión o aún antes de eso, así que no sabía con exactitud qué esperar.

Entonces me decidí y teniendo cuidado de no tocar las espinas acerque mi rostro al centro de aquellos pétalos, aspiré de forma gradual y me sorprendí al notar que su olor no era desagradable, al contrario olía a algo fresco pero suave casi imperceptible, y la verdad es que no era muy bueno describiendo cosas por lo que ese olor que tenía lo describiría con esa palabra, fresco.

—Huele bien —dije a forma de descripción.

Hange soltó una risa desde aquel rincón oscuro y enseguida me miro con una expresión entre divertida y satisfecha en su mirada. 

-Levihan- OneShots en EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora