MUDDY GREEN WATERS ✧ draco malfoy |Traducción [✓]

𝟔𝟎 - 𝐏𝐞𝐚𝐫𝐥

Nota del Autor: Me temo que voy a tener que poner una advertencia para este: Contiene escenas perturbadoras.

Cuatro meses después.

Me froté la barriga cada vez más grande mientras me tumbaba en la antigua cama de Draco en la Mansión Malfoy.

Todavía volvía aquí. Ya no todos los días, pero de vez en cuando cuando necesitaba un poco de paz y tranquilidad lejos del caos de la Madriguera. Y me gustaba hablar con el bebé sobre Draco aquí. A menudo me paseaba por las habitaciones e intentaba imaginarme a Draco de pequeño allí. Me preguntaba cómo habría sido para él, crecer en un lugar tan grande, sin otros hermanos con los que jugar.

Todavía estaba triste, muy triste. Pero el bebé me quitaba parte del dolor. Todavía no perdía la esperanza de que Draco volviera a mí, a nosotros.

Un suave ruido de estallido me hizo saltar, y rápidamente me cubrí la túnica alrededor del bulto. Todavía no me atrevía a decírselo a nadie; era casi como si no pudiera hacerlo hasta que pudiera decírselo a Draco primero.

-Pensé que te encontraría aquí. - era Fred.

Se sentó pesadamente en la parte inferior de la cama. Me senté de mala gana para mirarlo. Al hacerlo, sentí un dolor agudo en el abdomen que me hizo gritar involuntariamente.

-¿Estas bien? - Fred preguntó, frunciendo el ceño con preocupación. Se acercó para tocarme y al instante me aparté antes de que una gran oleada de dolor me atravesara el estómago.

Me apreté sobre los aullidos mientras me agarraba el bulto. Algo iba muy mal.

Fred se levantó asustado y volvió a alcanzarme.

-¿Rosie? ¿Qué está pasando? - se agachó junto a mí con una mirada de horror en su rostro.

-Es demasiado pronto. - fue todo lo que pude gritar a través de los dientes apretados mientras otro desgarro de dolor me atravesaba. El pánico me invadió por completo.

-¿Qué es demasiado pronto? ¿De qué estas hablando? - la voz de Fred estaba temblando ahora y me di cuenta de que estaba tan asustado como yo. Sólo que él no tenía ni idea de que yo estaba embarazada.

Y entonces me miró el estómago. La túnica se había caído alrededor de mi barriga. Sus ojos se abrieron en señal de comprensión.

-Rosie...

-Ayúdame, Fred. - llore mientras el dolor se intensificaba. -Todavía no es el momento. Necesito más tiempo.

Necesito a Draco.

Fred se puso de pie, levantándome en sus brazos mientras yo gritaba en su hombro.

-Tenemos que llevarte al hospital, Rosie.

Entendía lo que decía, pero quería quedarme aquí. No quería salir de la habitación de Draco.

Las lágrimas cayeron por mi mejilla mientras Fred desaparecía.

En cuanto llegamos a San Mungo, los sanadores me apartaron de Fred y me llevaron en silla de ruedas.

-No podemos parar esto. - me dijo uno de ellos. -Tienes que empujar.

-Pero es demasiado pronto. - seguía llorando una y otra vez, con las lágrimas recorriendo mi mejilla. Ansiaba a Draco. Lo necesitaba como nada antes.

Pero él no vino. Grité su nombre mientras empujaba a nuestro bebé fuera, demasiado pronto de mi vientre.

No había sonido.

La pusieron en mis brazos envuelta en una manta. Parecía tan tranquila, como si estuviera durmiendo. Tenía un mechón de pelo blanco y rubio en la parte superior de su pequeña cabeza. Su piel era de un blanco nacarado. Para mí era perfecta.

Lágrimas de grasa salpicaron su pequeño cuerpo mientras caían de mis ojos. Lloré por ella, lloré por mí, lloré por Draco. Lloré por la familia que nunca llegaríamos a ser.

***

-¿Rosie?

No me moví. Me quedé con la mirada perdida en la pared amarilla de la habitación de Ginny.

-Rosie, tienes que comer algo.

No me moví.

Molly suspiró, retirando mi sándwich sin tocar de la cabecera. Sentí que me besaba la cabeza antes de salir de la habitación.

Habían pasado dos semanas desde que llegué a la Madriguera desde San Mungo. Subí directamente sin decir nada, me metí en la cama de la habitación de Ginny donde me alojaba y no había bajado desde entonces.

Apenas dormí. Apenas pensé. Me concentré mucho en tratar de mantener mi mente lo más en blanco posible. Pensar sería sentir. Y ya no podía enfrentarme a sentir. El dolor era demasiado insoportable.

Había recibido muchas visitas que intentaban animarme, pero no encontraba fuerzas para responder a ninguna de ellas. No quería ver a nadie.

-No es tu culpa. - decía Molly, y yo escuchaba un rugido en mis oídos mientras la sangre empezaba a correr por mi cabeza. No quería hablar de ello. No quería oír hablar de ello.

Ni siquiera me atrevía a volver a visitar la mansión. Ya había perdido la esperanza. No me quedaba nada. Él se había ido y nunca iba a volver. Ella se había ido y nunca iba a volver.

***

Harry subió las escaleras de la Madriguera y respiró profundamente antes de llamar tímidamente a la puerta del dormitorio de Ginny.

No hubo respuesta, así que la abrió con mucho cuidado y se asomó al interior.

La visión de Rosie le impactó. Era como una cáscara vacía tumbada en la cama. Sus ojos estaban en blanco, como si la vida los hubiera abandonado hace tiempo.

-¿Rosie? - él susurró. Por un momento se asustó de que estuviera muerta, pero luego se dio cuenta de que podía verla respirar.

Ella no respondió, sólo lo miró con esos ojos vacíos.

Fue su culpa. Todo era culpa suya.

-Lo siento tanto, Rosie. - dijo Harry, y para su horror, las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos.

Se giró en el acto y salió corriendo de la habitación. No podía soportar verla así. La culpa que sentía lo estaba matando.

-¿Estás bien, Harry? - Fred estaba al pie de la escalera mirándolo. Harry se limpió furiosamente las lágrimas de la cara.

-No sabía que estaba embarazada. - Harry susurró.

-Amigo, ninguno de nosotros lo sabía.

Harry bajó lentamente las escaleras y se sentó temblorosamente en una silla mientras Fred lo miraba inquisitivamente.

-No lo habría hecho de haberlo sabido.

-¿Hacer qué, Harry? - preguntó Fred.

Pero Harry no respondió, sólo sollozó entre sus manos.

-Harry, ¿qué has hecho?

***

nt; yo estoy llorando como desgraciada y ustedes??