33 | Volver

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33.


Volver.


—Espiar a las personas es de mala educación—murmuro mientras me hundo un poco mas en la cristalina agua del pequeño lago.


—Lo seria, si no fuera porque ya vi todo lo que tienes de muchas formas—una parte de mi se avergüenza por las palabras de Isaiah mientras lo veo salir de entre los árboles y caminar hasta el borde del lago. —Quise venir a ver si estabas bien—me da una pequeña sonrisa mientras se pone en cuclillas en el borde. 


—Podrías intentar mentir mejor—dijo mientras me acerco a su dirección—. Quisiste venir desde el momento en que dije que recorrería el lugar—debo alzar la mirada para poder ver su rostro.


—¿Podrías culparme? —uno de sus ojos empieza con ese extraño cambio de color—. Verte a ti, toda mojada y desnuda en este lugar, es una de las mejores imágenes que tendré.


Guardo silencio mientras me quedo viendo como sus ojos nunca dejan de verme. Brillando bajo la luz del día y solo por mí. El dorado que intenta ganar lugar en uno de ellos hace una fascinante combinación con el azul de sus ojos. Sin embargo, no puedo evitar bajar la mirada un poco mas y ver la leve sonrisa que me da. Si había algo que me gustaba de Isaiah era su naturalidad.


Solo debo apoyar mis manos en los bordes antes de hacer fuerza y poder elevarme un poco a su altura, la desnudes que cubría el agua queda un poco expuesta logrando distraer lo suficiente a Isaiah antes de que pueda llegar a sus labios. Un sonido animal se escapa de el apenas toco su boca con la mía.


Isaiah responde a mi beso y demanda más de mí, respondo el tiempo suficiente a su calidez antes de tomarlo desprevenido y dejar de sostenerme lo suficientemente rápido para agarrarlo a él. El sonido del golpe de nuestra caída contra el agua no logro percibirlo con seguridad mientras me hundo.


Intento apartarme apenas me repongo de la caída, pero unos brazos me lo impiden, intento zafarme de su agarre, pero me es imposible y casi me quedo sin aire. Lo dejo sacarme del agua y lo primero que puedo ver es a un Isaiah completamente vestido y mojado.


—Embaucadora—me dice antes de apresarme contra su cuerpo.


—Tu eras el distraído—le recuerdo rodeando su cuello con mis brazos.


—¿Esa era razón suficiente para hacerme caer? —enarca una de sus cejas.


—No podía dejar pasar mi oportunidad—sonrió antes de dejarme soltar, deslazo mi cuerpo a su alrededor notando como se despoja de su ropa mojada, tirándola en la orilla.


Los ojos de Isaiah brillan mientras me persiguen a cada movimiento que doy, lo dejo hacer cuando caza uno de mis tobillos y ejerce presión acercándome a él. Lo siento tensarse cuando cruzo mis piernas detrás de él, rodeándolo. Me centro unos segundos en como sus ojos poco a poco se oscurecen, antes de dejarme caer para atrás. Sus manos instintivamente me sostienen de mi cintura, dejándome flotar sobre el agua.

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