Carcajeo como si lo que dije hubiese sido el chiste más gracioso que ha escuchado.

—Eres tu él que no entiende, hay cosas más importantes que gastar mi dinero en eso.

—Tengo mi propio dinero —sonreí fingidamente—. Es muy lindo de tu parte que te preocupes por tu hijo, papá —comenté con sarcasmo y una sonrisa triste.

¿El lado positivo? Lo que me dijeron en ese momento era sutil. Los he escuchado decir cosas peores.

Repuse mi postura recta de nuevo pero no duró mucho porque opte por apoyar mis codos sobre mis rodillas. Lo observé con el ceño fruncido, confundido.

—¿Por qué tan arreglado?

Él peinaba su cabello para atrás delante al espejo grande que teníamos en una de las paredes. Me dio esa mirada de desagrado a la que ya estoy muy acostumbrado.

—Vienen los Murphy —reveló finalmente.

—¿Qué? —eso dejo mis labios de forma automática, él no respondió nada.

Los Murphy…

Llevaba 2 años sin ver a esa familia, no pensé que volverían después de todo lo que pasó, sinceramente. Lo que más me sorprende es que no me hayan dicho nada. ¿Aún más loco? Que mis padres se vieran felices con su llegada.

Fantástico, mis padres vestidos como si fueran a la Met gala o de esas cosas que habla Amelie y yo con pantalón de pijama conjunto una sudadera. En fin, tampoco estaba en mis planes cambiarme de ropa.

Y entonces, el timbre sonó.

No mentiría, si estaba nervioso porque a ella no la había visto desde hace 2 años. No había tenido contacto con Jennie desde hace dos años. En el fondo la extrañaba un poco.

La voz de mi madre soltó un jadeo emocionada, mientras abrazaba a la Sra. Murphy y decía cosas como “Te extrañe.” En cambio mi papá saludo de mano al Sr. Murphy, se veía agradable, que farsa.

Di pasos lentos para acercarme más, hasta quedar detrás de mis primogénitores. Era más alto que ellos, no fue difícil captar la atención de la familia Murphy, y sobretodo de Jen.

Les di una sonrisa fina de boca cerrada pero antes de que pudiera hablar, Jennie entró, quedando bajo el marco de la puerta envolvió sus brazos alrededor de mi cuello, formando un abrazo lleno de sentimientos por su parte. Al principio quede congelado sin saber que hacer pero después enrolle mis brazos en su cintura, aceptando el abrazo.

—Te extrañe muchísimo —susurró contra mi pecho por su pequeña altura.

—Yo también, Jen —le dije sinceramente cuando subí una de mis manos a su cabeza para empezar a acariciar su pelo.

Nuestros padres nos dejaron solos de un momento a otro, yéndose al comedor para seguramente, hablar cosas de negocios.

Ella se separó un poco, su cabeza inclinada para lograr verme bien, era igual a como la recordaba. Sus ojos marrones me observaban con nostalgia y melancolía.

—No has cambiado nada, tonta —bromée.

Dio un pequeño golpe en mi hombro—. Y tú has cambiado mucho, idiota.

Un beso bajo las estrellas ©✓Where stories live. Discover now