Capitulo 3

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Kyungsoo abrió la boca y parpadeó varias veces.

—¿Ciego? —repitió, muy impresionado—. ¡No puede ser! Quiero decir que él... él...—su voz se quebró cuando la noticia que le dio su tío se arraigó en su mente. Eso explicaba los anteojos oscuros; el hecho de que él no lo notara cuando corrió por la playa; el no mirarlo a los ojos; así como esa respuesta confusa de "sí y no", cuando le preguntó si era escultor—. ¡Oh, tío Lee, qué terrible para él! —gimió. Era terrible quedar en un mundo de oscuridad, pero para un hombre como JongIn, era una tortura.

—Sí, es muy frustrante —aceptó el hombre—. Al menos, se recuperará, a la larga.

A la larga... ¡Unas palabras muy difíciles de aceptar para JongIn! Durante los minutos que lo trató, Kyungsoo presintió que la paciencia no era una de sus virtudes. Respecto a esculpir... recordó que el artículo de su tío mencionaba que JongIn era un hombre solitario, que vivía y respiraba su arte, y que se sentía perdido cuando no trabajaba.

Lee interrumpió sus pensamientos al despedirse.

—Tengo que irme, Kyungsoo. Alguien llama a la puerta. Diviértete, y dale mis mejores deseos a JongIn. Tengo entendido que lo operarán en un futuro no distante.

—De acuerdo, lo haré—prometió Kyungsoo.

Una hora después, Kyungsoo estaba sentado ante la pequeña barra de la cocina, una tostada se enfriaba frente a el, mientras su mente continuaba preocupada con la sorprendente noticia.

¡Ciego! Pobre JongIn. Todo lo que sufrió... y todavía sufría.

Sintió una gran compasión. Por fortuna, la ceguera no sería permanente. A no ser... Una duda pasó por su mente, e hizo que se sintiera enfermo. ¡Con seguridad los médicos no le darían una falsa esperanza!

Apartó ese pensamiento, pues se negaba a ser pesimista. JongIn recuperaría la vista. ¡La recuperaría! No soportaba pensar en la alternativa.

Frunció el ceño al preguntarse por qué JongIn no le habló de su ceguera. Comprendió que no quería piedad, puesto que un hombre como él no la soportaría.

Sintió mucha lástima y pesar por JongIn y le avergonzó la forma como intentó atraer su atención. Sus fantasías románticas parecían juveniles y egoístas ante lo que enfrentaba el hombre. Lo último que necesitaba era que una chico se interesara en él. Recibiría con agrado a una amigo, pero nada más.

Suspiró y en seguida encogió los hombros. Pensó que debería ser honesto consigo. ¿No era eso lo único que deseaba en ese momento de su vida? ¿No se alegraba porque se presentó algo que puso un alto a esos sentimientos que iban en aumento?

—¡Correcto! —exclamó al levantarse.

Prometía ser un día cálido, ideal para nadar. La ensenada resultaba un sitio perfecto para nadar, ya que el risco que se extendía entre los dos cabos rompía las olas, por lo que el agua del interior apenas si se movía. Kyungsoo siempre prefirió la ensenada a la playa abierta, siempre llena de gente. En cambio, nadie visitaba la caleta.

Después del desayuno, se dirigió de inmediato al mar, pues no tenía la intención de visitar el otro extremo de la playa. Comprendía que JongIn deseaba aislamiento, no obstante, pensaba que el estar a solas todo el tiempo no resultaba saludable para la mente. Después del retraimiento inicial, él parecía apreciar su compañía.

Al principio sintió el agua fresca, mas pronto se acostumbró, y cuando se cansó de nadar, se volvió para flotar sobre su espalda. Cerró los ojos y extendió los brazos. Los rayos del sol calentaban su cuerpo frío. Era algo que relajaba mucho, y permaneció en esa postura más tiempo del que pensó, ya que cuando al fin levantó la cabeza, se sorprendió al ver que se encontraba en el otro extremo de la playa.

Amante Renuente KAISOO (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora