38_Hazlo

66.3K 6.7K 3.3K
                                    

Capítulo 38

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 38

~❁ ❁ ✦ ❁ ❁~

Después de aquel sábado todo fue peor. No solo lidiaba con la culpa o el miedo a perderla, ya la había perdido y me forzaba a no actuar para cambiar la situación. No podía o debía hacerlo, era un castigo.

Si seguía intentándolo el dolor sería peor y se lo infligiría a ella por igual. No era el único que la pasaba mal, experimentábamos el momento de maneras distintas.

Solo un pensamiento me calmaba cuando estaba a punto de ahogarme en la desesperación, uno que llegó conversando con la doctora Favreau en la última sesión.

No había salvado a mi padre o Emma, tenía un miedo irracional a perder a las personas que amaba, de la manera que fuera.

Si me obligaba a mirar la situación desde otro ángulo, podía ver que Amaia no estaba muerta por mi culpa, tampoco me había abandonado, como mi padre. No se convirtió en un monstruo que se empeñaba en dañar y atormentar a mis seres queridos.

Ya no podía refugiarme en ella. Estaba lejos, ignorándome y escapando al verme, pero estaba ahí.

No tenerla provocaba un dolor insoportable, pero imaginarla muerta supondría una situación intolerable. Refugiarme en la seguridad de que respiraba era más que suficiente para levantarme de la cama, dormir un par de horas y comer bajo pedido de mi madre.

Escribir y garabatear en el cuaderno, ayudaba. Asistía al trabajo, atendía las reparaciones de la mansión e iba al instituto. Existía e ignoraba el entorno.

Por esa razón, el día que atravesé el estacionamiento del instituto, buscando la puerta trasera para llegar a tiempo a mi clase electiva de Historia del Arte, no me percaté de que tres chicos me seguían. Escuché un par de llamados, los ignoré.

Alguien jaló mi brazo, con fuerza, provocando que mi mochila cayera al suelo.

—¿Estás sordo o finges? —cuestionó con altanería un chico alto y fornido, de cabello rubio, muy corto.

Tenía las orejas perforadas y no lo reconocí hasta que vi a los que le seguían. Raphael y Adrien estaban dos pasos más atrás, espectadores de expresión temerosa.

El que sostenía mi brazo y cortaba mi circulación no era otro que Alexandre, el ex novio de Chloe.

—Sordo, no —respondí, viéndolo de arriba a abajo—. Quizás no tenía ganas de hablar contigo.

De un gesto brusco logré que me soltara y recogí la mochila para seguir mi camino. Tiró de ella, logrando que perdiera el equilibrio. No caía por mis buenos reflejos.

—Por tu culpa la puta esa me denunció y pusieron una orden de alejamiento —reclamó.

—¿Puedes soltar la mochila? —pedí sin alterarme—. Es la única que tengo.

No te enamores de Mia © [LIBRO 2]Where stories live. Discover now