37_Después del partido

Start from the beginning
                                    

El sol cayó y se hizo de noche. Las luces del campo se encendieron y la fiesta no paró. Me habría fundido al asiento si no fuera por el extraño movimiento de los fiesteros. Se congregaban en una zona y los que estaban más lejos iban notándolo, mostrándose curiosos.

Me acerqué, despacio, sabiendo que era una discusión o una pelea. Todos se apiñaban, haciendo imposible que atravesara la multitud. Pedir permiso no servía y, al escuchar su voz por encima del murmullo, me congelé.

Avancé a codazo limpio y protestas hasta alcanzar al pequeño círculo que rodeaba el conflicto.

—Vete a otro lugar, amigo —dijo Aksel, era imposible no reconocer su voz—, no va a pasar.

Frente a un pelirrojo que le sacaba unos centímetros, estaba mi hermano. Detrás, Amaia sostenía la mano de Sophie.

—Sí, definitivamente quieres que te partan la cara —espetó quién reconocí como Julien, el ex novio de Sophie.

Alzó la mano y su trayectoria terminaría en el rostro de Aksel si no me hubiese interpuesto y sostenido su brazo.

Se sorprendió y lo empujé con todas mis fuerzas, logrando que se alejara. Fue divertido verlo hacer malabares para no terminar en el suelo.

La adrenalina inundaba mi sistema. No podía entender lo que sentía, la idea de golpear a un imbécil me causaba una satisfacción indescriptible.

—Me parece que a quién le van a partir la cara, es a otro —murmuré, preparándome para la función.

—¿Qué pasa contigo, Sophie? —Julien miró de su ex novia a nosotros—. ¿Ahora tienes un ejército de defensores? ¿Qué les has dicho que te hice para...?

—Muchas palabras, imbécil —interrumpí—. Vete de una puta vez o te llevas un ojo morado de regalo.

—¿Quién te crees?

Le había dado la oportunidad.

—Como quieras, pensaba dejarte inconsciente de un solo golpe, pero si sigues hablando, puede que no sea tan caritativo.

Lo empujé, provocándolo, deseando que diera el primer golpe para tener una razón por la que acabar con él.

>>¿No querías partir caras? —insté—. Adelante, principito.

—Basta ya, Nika. —Aksel me tomó del hombro y entró en mi campo de visión—. Él se va a ir y dejará en paz a Sophie. No hay por qué llamar la atención.

—Yo no me voy a ningún lugar sin hablar con Sophie —declaró el pelirrojo, acercándose, decidido.

Me deshice de Aksel y estaba a punto de tomarlo del cuello cuando alguien lo alejó. La multitud chilló y se abrió, por miedo a recibir un golpe.

Intenté alcanzar al maldito Julien y Aksel sostuvo mis brazos a la espalda en lo que Charles hacía lo mismo con mi objetivo. Ambos queríamos llegar al otro y nos lo impedían. Gruñí y grité para que me soltara en lo que mi hermano me sacaba del círculo.

Los chillidos no me dejaban ver nada que no fuera al pelirrojo, hasta que desapareció entre la multitud. Protesté y me revolví.

—¡Suéltame! —grité cuando nos detuvimos.

—¡No te voy a soltar hasta que no te calmes!

Dejé de moverme, aunque mi corazón seguía palpitando a toda velocidad.

—No tenías que haberme aguantado —reproché, viéndolo—, ese imbécil...

—¡Cállate! —gritó una voz femenina que identifiqué como la de Mia. No sabía que estaba con nosotros—. No quiero seguir escuchando lo mismo.

No te enamores de Mia © [LIBRO 2]Where stories live. Discover now