Mario.

Sonrió y él también lo hizo.

Sostenía un cartel que decía:

"Bienvenida a casa, tomate"

Ignoró la presencia de Franco y corrió hacia él a darle un abrazo. Lo extrañó y al fin lo tenía a su lado con sus brazos alrededor de su cintura. Los ojos de la menor reflejaban una magnífica galaxia.

A Franco lo recibió Jackson, su mejor amigo. El pelinegro los observaba. Se llevó a Jackson con él hasta dónde se encontraban ellos.

— Sandra, te presento a mi mejor amigo. Jackson.. Sandra, Sandra.. Jackson. — Los presentó y ellos sólo sonrieron.

Mario rodó los ojos.

— Por cierto.. Hola, Franco. — El castaño hizo una mueca. — Sandra y yo nos vamos, tendremos un día muy ocupado.

— Ehh, sí ¡Adiós, Franco! — Dijo Sandra.

El mayor tomó la maleta de Sandra, con su mano libre rodeó los hombros de la pelinegra.

Sin decir más, salieron de ahí. Dejaron las maletas en la cajuela, entraron al carro, se colocaron los cinturones y Mario condujo hasta la casa de la menor.

Cuando llegaron a ésta, Sandra decidió romper el silencio.

— ¿De qué se trata ese día muy ocupado? — Levanta una ceja.

Mario rió.

— Cuándo dejemos sus maletas en su casa, volvamos al carro y nos vayamos, lo comprobará. — Salió de su carro y abrió la cajuela.

Cuando ayudó a Sandra a salir del carro, ella abrió la puerta de su casa para dejar sus cosas. Dando por finalizado esto, caminaron nuevamente hasta el carro y dejó que su amado la lleve hasta el cielo.

Si eso es lo que desea.

Rato después, Mario dejó de manejar y apagó el carro. Salió de éste y cómo siempre lo a hecho.. le abrió la puerta y la ayudó a salir.

La pelinegra observó lo que tenía en frente, pero no logró descifrarlo.

— Un karaoke, me gustan mucho y me dijo que a usted también ¿Vamos? — Estira la mano.

— Vamos. — Posa la suya en la del castaño y caminan tomados de la mano hasta el lugar.

Entraron al lugar y Mario habló con un empleado para llevarlos a una pequeña habitación con una pantalla gigante, unos parlantes, dos micrófonos y un gran sofá.

Los dos se sentaron y se miraron, estaban alegres de compartir algo cómo esto.

— ¿Quién empieza? — Pregunta Sandra.

— Si no hay molestia, yo empezaré, demostraré mis dotes de cantante. — Arregló su chaqueta, se paró y tomó un micrófono.

Eligió una canción, entre muchas se decidió por Can't Help Falling In Love de Elvis Presley.

Ésta empezó a sonar, cantaba mientras observaba a Sandra dedicándole la canción en miles de maneras.

Sé que fue un error • MandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora