Capítulo 2

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-¿Cómo dijeron? -mi cara estupefacta y mi corazón latiendo a mil solo implicaban que estaba a punto de desmayarme. Pero por ser simplemente yo, no lo hice.

Deidara casi me corta la circulación de la mano, podía ver lo morado que estaba, pero era la única cosa que me mostraba como aún seguía siendo un terrestre. Tenía los ojos juntos y el entrecejo tan fruncido como el de papá. Podía notar como pequeños destellos rojos intentaban apoderarse de él, pero los retiraba con las ganas de no explotar delante de mí.

Me sentía una carga, una carga y una marioneta familiar. Claro, aparte de las imprudencias que decían.

-Si quieren la verdad, aquí la tienen -dijo papá como si no le importáramos-. Ustedes nacieron con un único propósito, ser infiltrados en la mafia Rusa.

-Pero como esclavos -indicó mamá. Su tono amoroso pasó de un segundo a uno indiferente, pero los ojos brillosos que postraba en nosotros le daban cierto toque de duda-. Serán esclavos recién comprados, no utilizados.

-Están locos o qué -susurré. Pero Deidara, como siempre, se me adelantó.

-¡Ni crean que entraremos a una mafia! -jactó rabiando. Me apretó a su pecho con el temor de que me llevaran lejos y prosiguió-. Los demandaré, no, no solo eso -rugió tal cual a un león-, me escaparé con Naruto y seré su tutor legal.

-Intenta escapar del país con todo el FBI detrás de ti -rió papá-, a ver qué tan lejos llegar.

Nos encontrábamos en el estado de Texas, San Antonio. Muy cerca de la frontera con México. Si tan solo consiguiéramos un buen transporte y escabullirnos de la policía, huir no sería un problema. Pero para nuestra mala suerte, aún éramos menores de edad en Usa. Tal vez si fuéramos a Francia, Deidara podría considerarse mayor de edad, pero para eso necesitábamos visa y pasaporte, algo con lo cual nunca contábamos.

Por primera vez, miré con odio a mamá, quien no se interponía en las barbaridades que decía papá. Tal vez ella ya sabía todo eso y estaba segura en entregarnos, dejar que tal vez aparezcamos muertos en un país ajeno. Aunque ahora tenía sentido habernos intuido en Ruso, chino y español desde pequeños.

-Y que -se burló con los ojos llorosos. Su voz intentando ser cortada solo me daba rabia- simplemente entraremos a la mafia Rusa como esclavos, nada nos afirma que estaremos cerca de los Uchihas.

Una gota de arrepentimiento se infiltró en sus rostros.

-¿Algo más para jodernos la vida? -exclamó limpiándose con la otra manga.

Pero el rostro frío de papá y mamá no nos daba algún apoyo a nuestra causa. Vi que ambos posaban sus ojos en mí y mamá miraba con horror mi mejilla. La toqué para sentir que ligeras gotas de líquido carmesí escurrían desde mis ojos.

-¡Naruto! -exclamaron ambos a la vez traumados.

-Otra vez ocurre -dijo Deidara preocupado-, aún creo que es una anomalía de tu nacimiento.

Asentí buscando papel toalla para limpiarme, no importándome los gritos de mamá en querer llevarme al hospital.

-Si tan solo estuvieran un poco más pendientes de nosotros sabrían que Naruto sufre de haemolacria -les gritó regañándolos.

Haemolacria es una enfermedad que, desde que cumplí los 5, sufro cada vez que lloro. Son casos rarísimos, tales que solo ha habido 6 en el mundo contándome. Los doctores pensaban que era a causa de un tumor o conjuntivitis, pero todas las pruebas salían negativas. Entre Deidara y yo llegamos al resultado que era a causa de mi nacimiento.

Ellos nunca habían sabido de ello porque jamás he llorado en su presencia, y no pensaba volverlo a hacer. Cuando paró el sangrado, Deidara me echó algunas gotas en el ojo para que no me molestaran.

-¿Desde cuándo? -dijo mamá preocupada, elevé los hombros mientras intentaba calcular la fecha.

-Días antes de mi quinto cumpleaños, me había entrado champú al ojo cuando me bañaba con Deidara y empecé a sangrar. Los doctores pensaban que era un tumor.

Clash.

Volteé a la dirección de mi papá con Deidara, y horrorizado vi como este le había dado una cachetada de película.

-¡Porque no nos dijeron sobre esto! -gritó sosteniéndole de los hombros.

Me solté del agarre de mamá para proteger a Deidara, parecía estar a punto de explotar.

-Yo le pedí que no se los contara -dije colocándolo detrás de mí. Pero Deidara me hiso a un lado para hacerle frente.

-Hay veces en que sus familiares deben hacerse cargo de los problemas y no comunicarle a los distraídos.

Con una tierna mirada me mandó a la habitación que compartíamos. Asentí mientras me alejaba de ellos, negando con la cabeza cuando mamá intentaba acompañarme.

Una vez arriba oía algunos gritos entre ellos y el paso furioso de Deidara escalera arriba. Abrió la puerta de golpe y la cerró con seguro abrazándome al final.

-Tenemos que huir -me susurró.

Y lo comprendía, él se sentía culpable de mí, le daba pena pensar que cuando se fuera -porque de todas formas pensaba huir- fuera yo quien terminara enredado en todo esto. Y aún peor con lo que nos decían, mafia.

-Se nos será imposible si enserio la FBI está detrás de nosotros.

Se sentó en mi cama, la más apegada al ropero y dio algunos golpes a la pared. Rabioso.

-¿Cómo te sientes? -le pregunté intentando apaciguar su ira, pero Deidara era una bomba.

-Como me siento -gritó-, como también te sientes tú, Naruto. Al menos nos hubieran dejado decidir, no simplemente darnos luz para que después no les importemos y entregarnos como esclavos a una mafia.

Oírlo y pensar que era realidad daba miedo, pero no podía parecer tan cobarde.

-Entonces hagamos esto -dije con la seguridad que sabía que nunca tendría, ni en un millón de años. Pero si con eso lo ayudaba, válgame mi libertad-, esperemos un poco más, hagámosle caso en todo lo que nos diga, y cuando por fin seas mayor de edad huimos libremente.

-Sabes que aún falta 3 cuartos de año. Para entonces ya estaremos en Rusia.

-En ese caso vallamos a Rusia y cuando cumplas los 18, huimos.

Ese día no bajé a la sala, me quedé encerrado en la habitación comiendo los restos de la pizza que habíamos pedido para almuerzo y no consumido por el momento agrio que nos hicieron pasar.

Literalmente, nos enviaban a la boca del lobo.

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Decidí escribir este fic gracias a un fragmento salido de un libro, enserio. Como que fue una idea suelta, sin más tuve que pensarlo por mucho tiempo hasta darle sentido "¿Y si en realidad si existieran personas que tienen hijos por su trabajo?". Y así fue como nació esto, es -literalmente- lo que ocurriría desde mi punto de vista si al final hubiera una atracción con el malo.

Es algo complicado, porque tengo que investigar mucho para darle forma a la historia. Como que una mafia no es solo el cabecilla y su gente, oh no... una mafia es muy compleja, en todos sus sentidos. Para poder estar informada, leo sobre noticias criminalísticas.

Y hablando de criminalísticas, me acaban de dar una idea para un nuevo trabajo.

Asdfghjkl, no los molesto más.

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Misión Clase SWhere stories live. Discover now