CAPÍTULO 5

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Narra Camilo.

Parecía que Antonio se había calmado tras el trueno de mamá pero al rato volvió al ataque, por suerte ya estábamos en el postre y no quedaba mucho para poder escabullirme.

-Abuela- Tomarás postre ____?

-____- Muchas gracias, pero no me gustan los dulces.

-Abuela- Tranquila pequeña.

-Camilo- ¿Puedo tomar yo el suyo?

-Abuela- Si tu madre está de acuerdo es para tí.

Miré a mi madre con ojos de corderito degollado cuando sentí la voz de mi hermano a mis espaldas.

-Antonio- No! Yo quiero su postre. A que me lo das a mí ____.

Me giré hacia ellos para ver como Antonio se sentaba en el regazo de ____ y la miraba de la misma forma que acababa de hacer yo con mi madre. No disimulé mi molestia en mi expresión ni en mi tono de voz.

-Camilo- Ah no, eso si que no. Yo me lo pedí antes.

El pequeño no me miró, tan solo tomó las manos de la joven y siguió intentando convencerla.

-Antonio- Porfavor ____.

-Camilo- Maaa, dile algo.

-Pepa- Que decida ____, a fin de cuentas es su postre.

Los dos nos giramos de nuevo hacia ____, la cual llevaba un rato aguantando la risa.

-Camilo- Vamos ____. Sé que me prefieres a mí. Solo tienes que decir Camilo y ya está, mira que simple.

-Antonio- Ella me prefiere a mí.

-Camilo- No es cierto.

-Antonio- Sil lo es.

-____- Y porqué no compartís el postre.

Nos quedamos mirándola extrañados por su elección.

-Antonio- Entiendo que no quieras que Camilo se sienta mal, pero el es mayor, le da igual. Yo lo sé.

-Camilo- Tan difícil te resultaba elegir?

-____- Pienso que es lo más justo. Además, no se van a morir por compartir un postre.

-Camilo y Antonio- Realmente si.

-____- Oh vamos, no seáis así.

Nos comenzó a mirar con ojitos de cachorrito mientras que ponía una voz algo más aguda que la suya.

-____- Porfavor, hacedlo por mí... Solo esta vez...

-Antonio- Bueno, por mi está bien.

La de ojos marrones sonrió un poco y esta vez se dirigía solo a mi. Con el mismos truco de antes.

-____- Porfa... Camilo...

-Camilo- Aagg vale...

Aparté mi mirada de ella rápidamente. ¿Es así de fácil, oigo su voz pronunciando mi nombre y adiós a mi fuerza de voluntad? La joven sonrió y tanto Antonio como ella me dieron un pequeño abrazo. Vale, valió la pena renunciar a mi fuerza de voluntad.

-____- Yey, gracias chicos.

-Dolores- ____ 1 chicos 0

Todos reímos con su comentario y compartimos el postre de ____ tal y como habíamos acordado.

-Antonio- ¿Cómo puede ser que no te gusten los dulces, _____?

-____- La verdad no lo sé, a mi madre siempre le pareció extraño. Pero supongo que cada uno tiene sus gustos. Igual que tu, peque.

Miraba atento cada uno de sus movimientos mientras comía mi porción de tarta. Una sonrisa se formó en mis labios cuando ella tomó un poco de nata con su dedo índice y manchó con ella la nariz de mi hermano. Se escucharon varias risas en la mesa entre ellas la de Antonio que parecía estar encantado con que ____ le prestara tanta atención. Este seguía sentado sobre ella terminándose su porción cuando volvió a hablar.

-Antonio- A lo mejor por eso Camilo y tu os lleváis tan bien.

-____- ¿Cómo dices ?

Dirigí mi mirada a mi plato quedándome casi estático intentando averiguar a que se refería. Intentando disimular con ayuda de mi porción de tarta.

-Antonio- Claro, mira, tiene sentido. A mi hermano le encantan las cosas dulces.

Me señaló a mí para después hacer un amago con las manos en su dirección mientras decía la palabra dulces. Mientras tanto yo procedí a atragantarme mientras sentía como el calor subía a mis mejillas. Mi padre me golpeó con fuerza en la espalda, pero Antonio siguió con su hipótesis.

-Antonio- Mientras que a ti no te agrada el dulce. Lo que es maravilloso para Camilo pues él ni intentándolo logra serlo.

Decidí quedarme callado con mi rostro apoyado en una de mis manos mientras me terminaba el postre de mala gana y escuchaba las risitas que mi hermano iba sacando a cada uno de la mesa a mi costa hasta que mi madre intervino de nuevo, esta vez algo más calmada.

-Pepa- Antonio, deja de molestar a tu hermano o a lo mejor tu postre de mañana va para él.

-Antonio- De acuerdo mamá.

Terminamos de comer y todos comenzaron a recoger la mesa incluida la joven sentada a mi lado. La miré extrañado.

-Camilo- No puedes recoger la mesa tú, eres nuestra invitada.

-____- Oh yo, lo siento.

Me miró por unos segundos para después mirar hacia el plato que sostenía en sus manos haciendo que su pelo le cubriera el rostro. Coloqué uno de los mechones que le cubrían la cara tras su oreja rozando su piel en el acto, dándome cuenta así que estaba incluso más fría que anoche.

-Camilo- Tranquila. Tan solo dame tu plato, yo lo llevo.

Me acerqué un poco hacia ella y esta retrocedió inconscientemente, he de admitir que me sentí mal por asustarla.

-Camilo- No voy a hacerte daño ____.

Ella agitó la cabeza y me volvió a mirar para dirigirme una pequeña sonrisa.

-____- ¿Y si te lo doy quien me asegura que no lo tirarás antes de llegar a la cocina?

-Camilo- Pues mira, esta vez prometo andar hacia delante, además...

Tomé una de sus manos haciendo que sujetara el plato solo con una mano para después darle una vuelta y transformarme en ella y quitarle el plato.

-Camilo- Soy tú. Así que es imposible que lo tire.

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Se acabó. Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. No aguantaba más para publicarlo, veros tan emocionados como yo me mata de ternura. Por cierto muchísimas gracias por todo el apoyo que me estáis dando.




Un corazón helado. Camilo Madrigal y tu (Encanto)Where stories live. Discover now