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Se encaminó directo a la tienda de su majestad. Tenía el derecho de hasta ingresar sin su permiso. Pequeños lujos que le permitía el ser 'la reina'.

—Su majestad.— llamó su atención. Él estaba rendido sobre la cama, demasiado agotado por la cacería de aquella vez. No halló nada interesante que presentar, aún así no vino con las manos vacías, trajó un venado hembra y dos crías de la misma especie; la competencia no terminaba hasta dentro de dos días, todavía tenía tiempo de traer una verdadera presa al campo.

Pero la presa está vez había ingresado por si sola a su tienda.

—Mi reina.

—¿No se ha dado un baño aún? —cruzó sus brazos de mientras se paraba delante suyo—. De ese modo se recostó en la cama. —reclamó.

—¿Viniste a hacerme compañía o a tratarme como a uno más de esos mocosos? —preguntó irónicamente.
Betsabé tomó su mano y jaló de está hasta hacer que él quedara sentado sobre la cama.

—Venga. Lo ayudare con su baño. —llevó a la fuerza al padre de sus hijos hacía donde la bañera.

El agua fue calentada a la temperatura perfecta para la piel; las criadas habían dejado el lugar permitiéndole al emperador y a la reina estar solos.

Betsabé resfregaba con una esponja la espalda de su soberano, brindándole un ligero masaje luego de eso.

—Claude y Athanasio irán mañana de regreso al bosque. —comentó con las intenciones de entablar una charla—. Nuestro hijo está empeñado en ganar el segundo lugar está vez.

—¿Por qué solo el segundo lugar?— preguntó interesado en la charla.

—Sabe que su padre lo terminará ganando. —respondió—. Siempre traes animales peligrosos.

Oyó un suspiro de parte suya.

—Esta vez note el lugar más vacío. —era extraño, ese bosque siempre estaba repleto de cualquier cantidad de animales. Estaba ansioso por cruzarce con un oso, pero no sucedió durante todo el recorrido. No era algo normal. Ni siquiera vio lobos. Solo insignificantes venados y alces—. Fue tan aburrido. —cerró los ojos dejándose llevar las caricias de su reina a su abdomen.

—¿Irá mañana de nuevo? —indagó.

—Tal vez vaya el último día. —contestó—. Quisiera descansar un poco. —sintió el recorrido de besos que ella le brindaba desde su mejilla hasta su cuello.

El perfume de su reina era encantador y hasta embriagante, claro que le era fascinante.

—Ven aquí conmigo.

—¿Qué? —le miró con sorpresa—. La bañera desbordara agua.

—No importa, entra conmigo. —insistió de mientras jalaba del brazo a la rubia para que entrara adentro con él a la bañera.

❝𝐁𝐄𝐓𝐒𝐀𝐁𝐄 ────𝘄𝗵𝗼 𝗺𝗮𝗱𝗲 𝗺𝗲 𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀?✓Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon