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—Su majestad fue muy amable al permitir que la cuna de nuestro hijo estuviera en nuestra habitación. —solo oyó un gruñido de parte de él, uno en afirmación.
No parecía estar del todo contento, pero si toleraba que entre él y su amante estuviera metido en medio su hijo.

De mientras observaba con detenimiento el como él se alimentaba del pecho de su madre, ella se dio el lujo de pensar rápidamente. Tener a Claude en la habitación seria beneficioso, no quería tener que hacer aquello anterior nuevamente. Claro que a Ambrosio no le molestaría el cojerse a su mujer teniendo a la par dormido a su hijo, pero Betsabé lo ponía todo complicado. Se supone planeo ese viaje para poder disfrutarla al máximo, ¿por qué no se mordió la maldita lengua?

—Detesto ser el segundo. —sus palabras confundieron a su concubina—. Duerme a ese niño rápido, no hagas que pierda la paciencia.

—Claude no se duerme sin antes cantarle una canción. —pensó en una excusa más. Cuando terminara de alimentarse el tema de la canción sería una forma perfecta de perder el tiempo hasta que los aires de calenturiento de su majestad se aplacaran.

—Maldita sea. —murmuró por lo bajo de mientras echaba su cuerpo en la cama, llevaba su brazo a los ojos y se disponía a esperarla, paciente. Muy paciente.

Por desgracia Claude rechazó el pecho, estaba satisfecho.

Demonios, sueles pasarte horas bebiendo, ¿Ahora te llenaste con rapidez?

Siendo así, debería de llevarlo hasta la cuna.

Depositó al niño en ella, cubrió su cuerpito con una manta que él mismo movía mediante sus patitas jugando con ella. Había llegado la última etapa:

¿Qué canción cantaría? Ni siquiera pensó en eso antes.

Podía sentir la mirada de él encima suyo, atento a todo. Quizás también tenía curiosidad por oír aquella famosa canción que tanto su concubina le cantaba en las noches a su príncipe.

¿Siquiera sería buena en el canto?

Solo una canción le vino a la mente, aquella que es la común, que las madres suelen cantarles a sus hijos antes de dormir y que se volvió jodidamente tediosa que hasta provoca el llanto de los bebés. Podría esa canción funcionar.

Duermete mi niño, duermete mi amor —era demasiado vergonzoso teniendo la mirada del emperador sobre ella— duermete pedazo de mi corazón. —era de sorprenderse, pero esa maldita canción tan monótona en su anterior vida había funcionado increíblemente. Claude se durmió al instante.

❝𝐁𝐄𝐓𝐒𝐀𝐁𝐄 ────𝘄𝗵𝗼 𝗺𝗮𝗱𝗲 𝗺𝗲 𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀?✓Où les histoires vivent. Découvrez maintenant