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—Observe estos vestidos. —Parvis trajo en sus manos cinco bellísimos vestidos. Llevando la cuenta en su mente, con estos serían ya veinticinco vestidos que se ha probado, uno tras de otro y siguen sin hallar el indicado que logre resaltar la enorme belleza de la concubina.

Ella soltó un suspiro que se llevaba consigo el cansancio, el pobre de Claude debía de dormir sobre los brazos de Sir mientras tanto ella tendría que verse como muñeca de trapo para su propia dama de honor que no dejaba de traerle vestidos y vestidos.

—¿Y si mejor probamos en otro lado?, todos los vestidos de esté lugar son demasiado monótonos. —la idea fue buena, el ver en otros lados sería más efectivo para todos. Hallar el indicado debía de hacerse posible, su señora tenía que resaltar delante de todos los nobles de Obelia como la bellísima señora de su majestad.

Por la mente de Betsabé no dejaba pasar la misma pregunta: "¿Cómo es que va arreglar esto?" y con esto se hace referencia a ese chico. Él parecía ser tan tímido porque solo se hallaba sentado en ese rincón del vehículo observando por la ventana, sintiéndose –tal vez– amenazado por la atenta mirada del comandante. No podría echar a esté hombre tan fácilmente para poder facilitarle la estancia a ese pobre chico. Y, por como va oyendo de parte de Estela, tampoco podría hacer desaparecer aquella marca de esclavitud en su cuello. Parecía ser un tatuaje, no, analizando mejor sus marcas aquello era en realidad una terrible cicatriz de una quemadura profunda. ¿Lo sellaron como si se tratara de un bovino?

—¿No tienes hambre, Orión?

El pelinegro pensó por un instante la respuesta que le daría a esa mujer. 'Sí' o 'no'. Estaba en un debate grande. Si le decía que sí podría ser alimentado, quizás eso lo haga tomar como un oportunista, pero si decía que no tal vez y llegaría a ofender a la mujer que lo salvó. ¿Qué camino tomar?

—No pienses demasiado en tu respuesta. —reaccionó al oír a la mujer nuevamente—. Haré que los oficiales compren algo para que comas. Mientras sientete cómodo estando aquí. —su mano fue hasta su pierna, ella quería demostrarle apoyo a través de un tacto amistoso que para ese joven esclavo significó demasiado—. Ya estas a salvo, Orión. —le aseguró regalándole una sonrisa confiada—. No habrá nadie que pueda herirte de aquí en adelante.

¿Qué clase de ángel es esté?

¿Qué si tenía las ganas de llorar?, por supuesto que si. Llorar como un niño delante de ellos, pero se contuvo porque un príncipe no podía demostrar debilidad delante de señoritas.

Orión Hecrath. Su nombre era de la constelación de Orión, era un heredero próximo a un poderoso marquesado de hombres guerreros. Su vida era perfecta hasta que la guerra estalló.
Obelia traicionó el acuerdo de paz con su imperio y todos cayeron en ruina, hasta su amada familia, en las manos del tirano de Ambrosio, de Obelia. El hombre que sin sentir lástima o misericordia envió a todos los nobles del imperio suyo a la horca, incluyendo a sus queridos hermanos menores y sus padres y tíos.

❝𝐁𝐄𝐓𝐒𝐀𝐁𝐄 ────𝘄𝗵𝗼 𝗺𝗮𝗱𝗲 𝗺𝗲 𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀?✓Where stories live. Discover now