‹0 0 9›

12.2K 1.3K 103
                                    

────────── · ──────────

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

────────── · ──────────

Athanasio se sentía bastante nervioso, sería una de las pocas veces que vería el rostro de su padre. Debía de sonar seguro, sin sentirse intimidado.
Ambrosio podía percibir el miedo y él, aunque más lo estuviera, debería, no, tendría que suprimirlo totalmente.

—Su majestad accedió a tener una audiencia con usted. —el hombre que siempre acompaña a su padre fue el que le dio el permiso a que él ingresara hasta la sala real del trono.
Las puertas, ya en su vejez, emitieron un terrorífico sonido de chirrido. La poca luces entraba por las ventanas cubiertas por las cortinas purpuras. Usualmente su padre pasa el tiempo trabajando aquí, sentado no en su trono sino en un escritorio aparte, al lado del camino que llevaba al mismo.

—¿Qué es lo que deseas, Príncipe Heredero? —indagó sin quitarse los lentes de lectura ni tampoco apartar la mirada de los documentos que estaba teniendo en manos. Podía oír, no solo el escribir y/o firmar de su padre, también habían más personas allí arrinconadas a un costado del camino hacía el trono leyendo, escribiendo y sellado documentos con grande agilidad.

—Padre. —caminó hasta estar al frente de las escaleras. Ambrosio miró finalmente al rubio de su hijo—. Quiero hablar con usted y pedirle un permiso.

—Habla de una vez. —estaba perdiendo la paciencia con ese niño, era igual de irritante que su madre. Sobre todo aquel rostro tan hereditario de la familia Prinx. Aquellas facciones, aquellas mejillas... Viéndolo de tan cerca, Claude presentaba más rasgos a él que ese niño.

—No es justo que padre me prohíba a mi visitar a mi hermano. —el entonces ruido se había parado. Los trabajadores de su majestad fueron capaces de detenerse al momento de oír aquello, ¿Acaso el príncipe heredero estaba tratando de llevar la contra a una orden de su majestad?, no cualquier orden sino una prohibición. ¿Cómo podría él calificarla como 'injusta'?—. Desde que él ha nacido no eh podido verlo más de cinco minutos porque padre lo separa se mí. Ni siquiera eh podido volver a tocarlo desde aquella vez en la celebración.

—No discutiré sobre esté tema. Largate.

—¡Permitame visitarlo una vez por semana! —pidió con rapidez, evitando de ese modo que los oficiales de su padre lo sacaran a rastras del salón real.
Originalmente, Athanasio y Claude vivirían juntos en el Palacio Garnet, fue por orden de Ambrosio luego de que Betsabé cayera brutalmente enferma. Evitarían que aquella enfermedad contagiara al segundo príncipe. Fue desde entonces que la pesadilla para él inició—. Solo una vez por semana padre. Quiero conocer a mi hermano.

—Tu madre se volverá más loca de lo que ya está. —dijo entre risas de solo imaginarse nuevamente ver a Dalia destruir todo a su paso. Fue gracioso el ser el espectador de tal circo. Parecía un mono con rabia de mientras lanzaba por los aires los floreros o los muebles como las sillas y mesas, y las criadas corrían de un lado para otro.

❝𝐁𝐄𝐓𝐒𝐀𝐁𝐄 ────𝘄𝗵𝗼 𝗺𝗮𝗱𝗲 𝗺𝗲 𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀?✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora