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El cielo estaba completamente oscuro. Aunque el espacio era infinito, parecía querer sofocar la tierra con su densa oscuridad. Al menos esa noche.

Curiosamente, a Alemania no le molestaba, aunque sus ojos de vez en cuando se desviaban hacia la ventana en busca de algunas estrellas. Sin embargo, ya no los necesitaba para guiarse porque confiaba en que Russia lo mantendría sano y salvo en cada momento.

Una sonrisa tonta y cansada se hizo visible en su rostro cuando miró a Russia que estaba concentrado en la carretera. Sus largos dedos tamborilearon con un ritmo silencioso en el volante y Alemania anhelaba su toque. Todo en él gritaba y suplicaba poder estar cerca de aquel ruso.

-Russia -murmuró inseguro de lo que estaba sintiendo. El ruso notó la leve dificultad en su voz e inmediatamente lo miró con una expresión alarmada. Alemania se acerco más, tan cerca como le permitía el cinturón de seguridad, y frotó su rostro contra el hombro del contrario para respirar su adicto aroma. Estaba mezclado con el aroma de los otros miembros de la manada y el aroma de la comida. Su hermana les había hecho llevarse a casa una tonelada de sobras que los alimentaría durante al menos una semana.

México había sufrido la misma suerte, aunque tuvo más problemas para colocar los innumerables contenedores en su auto en comparación con el camión de Russia. Se había quejado y maldecido durante diez minutos seguidos, pero Bielorrusia fue despiadada y no le permitió dejar una sola brocheta de fruta.

-Estaremos en casa pronto -Russia lo tranquilizó y Alemania asintió aturdido. Era pasada la medianoche y su cerebro se sentía blando por toda la emoción del día. Solo quería acurrucarse con Russia y dormir. Todavía tenía una sensación de vértigo en el estómago cuando recordó que, sí, de hecho estaban compartiendo cama y, sí, había habido algún tipo de encuentro sexual y eso hizo que su rostro se ruborizara de un profundo tono rojo.

Apenás se dio cuenta de que ya habían llegado a casa, su cerebro estaba demasiado perdido en su inútil modo de renacuajo. Russia lo llevó adentro y de pronto tuvo un recuerdo de cuando Reich hizo lo mismo en su última noche juntos. De repente, solo quería gritar y llorar al mundo por haberle quitado a su mejor amigo y sobretodo padre. ¡No fue justo! No era justo que Reich haya tenido un final trágico de esa manera.

-Oye, shh...¿por qué lloras? -la voz profunda y preocupante de Russia lo devolvió momentáneamente a la realidad y abrió la boca para decir algo, pero solo salió un sollozo ahogado.

El ruso lo llevó silenciosamente a través de la casa oscura y se sentó en la cama antes de quitarle los zapatos a Alemania. No hizo preguntas, no exigió respuestas. Él estaba ahí. Y era más de lo que Alemania había pedido. Alguien que lo abrazaba cuando los recuerdos le dolían demasiado o cuando el dolor en el pecho intentaba estrangularlo. Russia simplemente los meció de un lado a otro y abrazó a Alemania con más fuerza.

-Se ha ido -Alemania se obligó a soltar entre jadeos- Desaparecio.

Se estremeció y se azotó los ojos.

Demonios, no había llorado desde que salío de la cabaña y huyó cobardemente de todo el dolor. La vergüenza burbujeó en su estómago cuando se dio cuenta de lo débil que estaba actuando frente al mayor. Luchó por liberarse, pero Russia simplemente apretó su agarre y finalmente Alemania se rindió con un gruñido frustrado. Sus ojos se sentían hinchados y tenía un nudo molesto en la garganta.

-Déjame ir -exigió y se retorcio de nuevo, pero Russia solo gruñó y presionó al alemán contra su cuerpo para que no intentara de nuevo librarse.

Ahora se sentía realmente como un renacuajo.

Abatido, se dejó caer contra el cuerpo del ruso y aceptó su derrota. No había nada que un puma pudiera hacer para escapar de un oso alfa.

-Todavía duele -murmuró, llevando una mano a su pecho-

Russia tarareó en comprensión, aunque no podía saber por qué le dolía. Alemania supuso que quizás él había sentido lo mismo cuando murió su madre. Maldita sea, se sentía mal por hacer una rabieta.

-Ellos -Tragó saliva y respiró temblorosamente- Le dispararon.

-¿Cazadores? -Russia preguntó suavemente y Alemania asintió. Todavía podía escuchar ese sonido, cómo silenció el bosque, como el miedo instantáneamente hizo que su corazón latiera más rápido. Se repitió una y otra vez en su cabezay se dio cuenta de que en ese momento, esa fracción de segundo, lo había perdido todo. Su cuerpo se estremeció en los brazos fuertes de Russia.

Sabía que probablemente Russia lo odiaría por ser tan egoísta. ¿Quién en su sano juicio se escaparía a la ciudad para beber Latte Macchiato cuando la única persona que le importaba se encontraba en peligro? Patético.

-No tienes que decírmelo -dijo Russia y Alemania miró hacia arriba para ver la sinceridad en sus ojos amarillos.

-No estaba allí para salvarlo -espetó, preparándose para el inevitable disgusto.

Sin embargo, Russia solo emitió ese ruido sordo desde lo profundo de su pecho y acarició la espalda de Alemania haciendo que lo mire con recelo.

-¿Qué estas haciendo? -preguntó cuando Russia se inclinó hacia adelante.

-Consolándote -refunfuñó y guió la cabeza de Alemania al hueco de su cuello. El alemán casi gimió cuando sus sentidos fueron asaltados por el delicioso aroma del ruso.

Se quedaron así hasta que la respiración de Alemania dejó de ser entrecortada y agitada y las lágrimas se secaron, dejando una sensación de picazón en sus mejillas. Frotó su rostro contra el hombro de Russia, quien se rió entre dientes con brusquedad.

-¿Mejor? -preguntó en voz baja y el alemán asintio tímidamente.

-Reich, me cuidó -explicó Alemania lentamente, sin estar seguro de cuanto debería contarle- Los cazadores le dispararon y yo no estaba allí para protegerlo. Yo...yo no estaba allí

-No siempre podremos salvar a los demás -murmuró el ruso y Alemania vio el dolor en sus ojos. Dolor que sentía tan similar al suyo.

-Yo fui un tonto y sali corriendo a la ciudad para encontrarme con alguien. -Russia se tensó visiblemente debajo de él- Ni siquiera valía la pena. Cuando llegué a casa, Reich no estaba allí y no podía dejar de pensar en el disparo que había escuchado antes.

Se humedeció los labios con nervios. No había vuelto atrás, ¿verdad?

-Le dispararon como a un animal. Debio haber estado aterrorizado, siendo perseguido por los cazadores en el bosque..-Hizo una pausa, perdido en sus pensamientos- Estaba solo cuando murió.

-Con el tiempo, todos moriremos. Y todos estaremos solos. No habra nadie quien nos guie; nadie que haga ese viaje con nosotros. Todos estaremos solos -Russia acarició suavemente su mejilla- Tenemos que saborear el tiempo que pasamos con los que amamos, no lamentar el tiempo que perdimos.

Alemania asintió en silencio y se relajó en los fuertes brazos del mayor, repentinamente se encontraba tan cansado como nunca antes. No dijo lo que tenía en mente. No dijo que nunca quiso que su tiempo terminara.

Pero lo haría. Agún día lo haría.

𝐌𝐈 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀𝐃𝐎Where stories live. Discover now