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Alemania envolvió sus brazos alrededor de sus piernas dobladas y suspiró profundamente. Los juncos estratégicamente plantados se balanceaban con el viento helado y se preguntó si Bielorrusia se enojaría con él si decidia cambiar.

Ella estaba adentro, podía escuchar su voz débilmente a través de la puerta, y no necesitaba saberlo para estar seguro. Solo quería estirar las extremidades durante unos minutos; eso no podría ser tan malo, ¿verdad? Probablemente ella no se daría cuenta de que el haya desaparecido.

Alemania ante aquel pensamiento ya estaba apunto de salir del porche y quitarse la ropa cuando el sonido de pasos que se acercaban lo dejó paralizaso. Maldita sea, ¿Acaso esa mujer podía leer su mente?

Pero en lugar de molestía, solo sintió miedo cuando el olor familiar de una persona perturbadora llegó a sus sentidos. La necesidad de dar la vuelta y defender su pequeño pedazo de libertad luchó con la necesidad de acobardarse y ceder ante el depredador más grande permaneciendo en su lugar como una estatua.

Russia simplemente se sentó en una silla del jardín después de mirar a Alemania por un breve segundo. No parecía perturbado por la presencia del puma y con calma estiró sus largas piernas frente a él.

Alemania volvió a bajar con cautela al escalón del porche y se obligó a mantenerse fresco. Después de todo, Russia tenía razón al decir que el miedo desencadenaba los instintos de los depredadores y su necesidad de cazar cualquier cosa que tuviera un latido. Contempló la posibilidad de entrar pero había muchos osos dentró, aunque no daban tanto miedo como el hijo mayor y presente alfa de la manada. Ahí, en el exterior, el bosque estaba a la vista y todavía creía que sería capaz de alcanzar los árboles antes de que cierto macho alfa le mordiera el trasero. Fue una suposición tonta, sin embargo, de lo contrario, seguiria el ejemplo del cambiaformas ciervo durante los siguientes diez segundos y el soviético tendría que sacarlo del estanque.

Se arriesgó a echar un vistazo en la dirección de Russia. El oso se sentó allí inmóvil y miraba el oscuro cielo nocturno que de hecho era impresionante con miles de estrellas brillantes que cubrían el espacio infinito negro. Por un momento no pudo respirar cuando vio la constelación de la Osa Mayor que se parecía, con mucha imaginación, a un gran oso. kazajistán le conto una vez que aquella constelación significaba que todos los osos de la tierra iban allí cuando morían. Ahora Alemania no pudo evitar preguntarse si tambien había un lugar así para los tigres que morían, si talvez reich se haya unido a ellos y ahora este ese lugar con los de su especie.

Rápidamente se miró los pies tan pronto como las lágrimas se acumularon en sus ojos.

Respirando profundamente, se concentró en disfrutar del aire fresco de la noche, la forma en que hacía que los árboles lucharan obstinadamente para evitar que el viento les arrancara las hojas de las ramitas y hacer que los animales aprovecharan cada día remotamente cálido para almacenar sus reservas y buscar un lugar seguro para soportar el frío helado.

Un crujido silencioso detrás de él hizo que Alemania se estremeciera y miró a Russia con los ojos muy abiertos. Su corazón se aceleró y la adrenalina se disparó caliente y pesada por sus venas.

-Estás malditamente asustado a cada momento -comentó Russia un poco molesto y Alemania resopló en voz baja. Todo el mundo estaría asustado si un macho alfa literalmente respiraba en su cuello.

-Soy cauteloso -contradijo y Russia levanto una de sus cejas con burla, pero no dijo más al respecto.

Alemania se recordó a sí mismo que había decidido que Russia podía irse a la mierda y no dejaría que la hostilidad del otro hombre lo molestara. Al final, intentaría salir se esa ciudad lo más antes posible sin mirar atrás ni una sola vez. Quizás mañana ya lo dejaría todo atrás y reanudaría su vida en el bosque. Honestamente, eso sonó genial.

-¿Le dijiste a Bielorrusia que no me dejara salir? -preguntó sin pensar en ello y esperaba que Russia no notará el nerviosismo en su voz.

Dicho alfa ladeó la cabeza y miró fijamente a Alemania durante mucho tiempo.

-No, no me importa un carajo lo que hagas -respondió con brusquedad y volvió a mirar al cielo nocturno.

-¿Así que estás de acuerdo con que yo viva en el bosque de aquí?

-No, me aseguraré de que saques tu peludo trasero de mi territorio tan pronto como Bielorrusia pierda interés en su nuevo juguete.

Alemania instintivamente retrocedió ante las duras palabras y se mordió la lengua hasta que sintió el sabor de la sangre. Entonces, ¿era solo un juguete? ¿Un animal lindo del que la hembra se apiado? Lo que sea que había comido en la cena amenazaba con vomitar en ese momento.

-Haz que pierda el interés y me perderé de tu vista -ofreció con seriedad, enfrentando al macho alfa de frente. Esos ojos amarillos fríos casi lo hicieron temblar y recordó cómo lo habían mirado después de que Russia lo obligara a cambiar.

-Como si eso fuera posible -se burló el ruso con sarcasmo.

-¿Por qué no? -Alemania profundizó y se sorprendió por su propia confianza. Todavía quería salir huyendo, pero por otro lado quería deshacerse de Bielorrusia para siempre.

-Ella es una mujer testaruda -respondió Russia secamente. Alemania no entendió cómo eso podría considerarse una explicación, pero no preguntó más.

Pero de pronto Alemania se mantuvo callado sin responder y no se atrevió a mover un músculo cuando Russia se levantó de su asiento para caminar con enojo a lo largo del patio. Sus movimientos eran poderosos y fluidos.

-Aún asi parece que te llevas bien con Bielorrusia, ¿qué piensas de ella? -preguntó Russia y Alemania contuvo la respiración ante la pregunta repentina.

-¿Creo que es agradable? -su respuesta sonaba más como una pregunta y rezó para que Russia no lo atacará.

-Bien -dijo el ruso lentamente- Lo agradable no te llevará a ninguna parte en la vida.

Alemania asintió dócilmente y se miró las manos que temblaban un poco en su regazo. Es cierto que, a pesar de lo intimidante que era Russia, no era tan malo como todo un grupo de osos. La cena había sido mucha más estresante que su conversación ahora. De alguna manera, Alemania dudaba que pudiera arremeter contra él así. Sí, Russia fue impulsado principalmente por sus instintos, pero los animales junto a los carnívoros, generalmente evitaban meterse en peleas y arriesgarse a lesionarse.

Por supuesto, ese instinto de supervivencia era totalmente ignorado cuando se trataba de defender a un potencial compañero de apareamiento de un rival.

Se preguntó qué tan violento se volvería alguien como Russia para amenazar a otros machos. O qué hombre seria lo suficientemente estúpido como para desafiarlo en primer lugar. Tenían que ser verdaderamente suicidas.

Como la persona que aceptará ser la compañera del ruso.

𝐌𝐈 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀𝐃𝐎Where stories live. Discover now