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Alemania vagó sin rumbo fijo por el bosque cuando percibió un olor dolorosamente familiar que no había olido en lo que parecía una eternidad. Al instante, sus oídos se animarón y respiró hondo para saborearlo el mayor tiempi posible. Los recuerdos que pensó que había enterrado hace mucho tiempo repentinamente inundaron su mente nuevamente y un chirrido audible se le escapó.

Inconscientemente siguió la deliciosa fragancia y se dijo a sí mismo que era solo para asegurarse de que no hubiera peligro. Solo revisaría unos momentos.

La saliva se acumuló en su boxa y resopló en silencio. El olor le había dado hambre y pensó que un poco de sabor no haría daño a nadie.

Llegó al borde del bosque y observó atentamente a los humanos antes de ctuzat el campo abierto. Su corazón latía frenéticamente en su pecho cuando sus garras golpearon el asfalto por primera vez.

Silenciosamente se deslizó por el estrecho callejóm y olisqueó con curiosidad para distinguir la fuente de ese aroma celestial. Por supuesto, sabía que no debería estar en ese lugar peligroso, pero no pudo resistirse.

Se adentró más profundamente en la brevha entre los dos edificiós y se acercó a su objetivo. Una caja maciza colgaba al costado del edificio y vibraba con un zumbido constante. El aire caliente salió de las ranuras y fue ese aire que lo atrajo.

Disgustado, lo miró, su cola moviéndose hacia adelante y hacía atrás. Difinitivamente había esoerado algo más y la caja no se veía sabrosa en lo absoluto. Por lo tanto, le dio la espalda y exploró el callejón un poco más para aliviar el aburrimiento.

Más de unos pocos humanos habían aliviado su estomago aquí y él fácilmente levantó su pata trasera para cubrir sus marcas con una de las suyas. También había un condón usado tirado en el suelo que evitó a tosa costa. No, gracias.

Y luego estaba esa grande caja de ruedas de plástico que tenía al lado, que obviamente ya no cabía en el bote de basura. Curiosamente, lo tocó con la pata y luego metió la nariz en la abertura. Sus ojos casí se ponen en blanco en éxtasis.

Rasgando furiosamente la bolsa, reveló el contenido que parecía bastante fresco. Los humanos lo consideraban basura, pero no estaba dispuesto a dejar pasar esa oportunidad.

Comió con rápidez, casí ahogandose con unas patatáa fritas. Joder, ¡incluso había palitoa de mozzarella! Ihaló la comida como un animal hambriento.

De pronto se cerró una puerta y él giró la cabeza. Un hombre estaba parado allí, un cigarrillo colgaba de su boca y en la mano tenia un encendedor levantada a medio camino. Miró al animal con ojos grandes.

Alemania siseó de advertencia y reveló sus caninos para asustar al hombre sorprendido que, afortunadamente, parecía estar demasiado aturdido para moverse. Con cautela salió del callejón, pero siempre mantuvo un ojo con cautela en el humano. Después de todo, talvez podría tener escondido una pequeña pistola debajo de su ropa.

El hombre abrió la puerta y volvió a entrar, y Alemanía lo tomó como una señal para irse. Corrió a través del campo abierto hacia la protección de los árboles antes de mirar hacia atrás poe encima del hombro para asegurarse de que nadie lo había seguido.

La adrenalina corría por sus venas y su cola se movía nerviosamente hacia adelante y hacia atrás. Ese habia sido un encuentro con un humano más cercano de lo normal.

Todavia no estaba a salvo, así que corrió más hacia el bosque. Su lengua se deslizó para limpiar algunos bocados que se le pegaron al hocico y gruñó contento ante el sabor divino. No había nada mejor que los palitos de mozzarella.

Más tarde, Alemanía se acostó sobre hn parche de musgo y se limpió a fondo el pelaje pero cuando escuchó pasos que se acercaban en su dirección. Dejo lo que estaba haciendo y observó atentamente su entorno.

𝐌𝐈 𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐀𝐃𝐎Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora